Frío que te recuerda que estás vivo. Frío que mantiene tus pies sobre la Tierra. Frío como la nieve. Frío como en el polo Sur. Abre los ojos, Sokka. Estás en casa. De nuevo tienes 10 años. Tu vida es plena, feliz, inocente y tranquila. Tu madre y tu hermana juegan juntas debajo de las pieles que cubren sus cabezas al dormir, probablemente trenzándose el cabello o, simplemente, haciendo alguna actividad. Tú estás preparándote para ser un hombre y un guerrero desde tan temprana edad y arrastras los animales que tu padre trajo...
...por qué la blanca nieve de tu hogar se mancha de negro, se contamina, comienza a oler mal también…
Recibe las órdenes del jefe, Sokka. Debes regresar con tu hermana a casa y dejar esta guerra para los hombres que te prepararon para ser como ellos.
¿Cómo te sientes? ¿Fuera de lugar? Estás fuera de lugar porque eres pequeño, débil y poco útil. El fuego te consumirá primero a ti si das un paso antes que tus hombres y si corres hacia el peligro.
Las banderas rojas comienzan a pisar los glaciares que te han visto crecer, hay muchos hombres que van a defender tu hogar, pero mientras te empujan y te ordenan retroceder. Eres un niño. El enfrentamiento es demasiado pars tus ojos y no comprendes por qué están atacando. Tienes miedo porque son demasiados. El fuego late coraje, ira, peligro y quiere arrebatar la vida que este mismo inspira. No sabes qué hacer, no entiendes por qué no eres como los hombres que están peleando y por qué no estás a su nivel para defend
