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𝑅𝑜𝑙 𝑝𝑟𝑖𝑣𝑎𝑑𝑜
 
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Su voz salió tan silente que apenas y pudo haberse percibido como un siseo o, incluso, como una maldición contra el mortífago que intentaba quitarle crédito a su elfo; sin embargo, sabía que Kreacher escucharía porque a lo largo de su vida Regulus le había susurrado confidencias en voz aún más queda. Sirvió, por supuesto, el que ambos estuvieran a una distancia corta y el que Voldemort hubiera avanzado para reprender la intromisión de Malfoy.

— Queda a sus órdenes entonces, Milord. ¿Necesita de mí algo más?

No, Regulus, puedes retirarte.

El chico se relamió los labios con cierto nerviosismo e inclinó apenas la cabeza pero, al darse la vuelta para salir de ahí le lanzó a Kreacher una última mirada y asintió levemente. Él tenía que volver... Regulus jamás se perdonaría el perderlo. Tras tomar aire enfocó su mente en el salón principal de la mansión Black y, en el segundo siguiente, desapareció.
Las sombras que se movían al rededor pronto se detuvieron para formar un semi círculo al rededor de Regulus, Kreacher y Voldemort; pese a que todos usaban una máscara, no fue difícil para el Slytherin deducir quién era quién, pues varios de los presentes habían sido sus compañeros en los pasillos de Hogwarts.

Mi Señor, ¿está usted seguro de esto? Mi elfo doméstico podría ser de más ayuda...

El cabello color plata, el porte y el hambre por reconocimiento... Lucius Malfoy intervino justo en el momento preciso y su ambición sirvió para darle a Regulus unos segundos de habla silenciosa.

— También te ordenó que vuelvas, Kreacher. Pase lo que pase, tienes que volver con vida y contarme todo. —
— Tengo ordenes para darte, verás...
No deberías siquiera molestarte en explicarle algo a tu sirviente, Regulus. Comprendo que aún eres muy joven, tienes mucho que aprender.

Voldemort adelantó el paso, empujando al elfo con desdén y una pizca de asco, aquello logró que la chispa encendida en Regulus se avivara con fuerza pues él jamás había maltratado a Kreacher, al contrario, lo consideraba un amigo. Se reprendió a sí mismo mentalmente por su desliz y no pudo hacer otra cosa que no fuese observar en silencio mientras que con la mirada le pedía disculpas a su elfo.

— Obedecerás a Milord y cumplirás las tareas que se te den. No me hagas quedar mal de ningún modo.
Kreacher apareció con rapidez para deleite de Regulus, quien estuvo a punto de saludarlo de una manera más "informal"; no obstante, pudo ver en la mirada de Lord Voldemort el escrutinio sobre el elfo y reconoció -como una serpiente reconoce en otra- el siseo silencioso del acecho que indicaba peligro. Tenía que encontrar un modo de hablar en privado con su elfo o de hacerle llegar la orden de volver a él tan pronto como terminara de servirle al Señor Oscuro; la astucia era la característica principal de los Slytherin y, sin duda, era una virtud que el segundo hijo de los Black tenía bien arraigada. Su mente empezó a ir a mil por hora en lo que para todos pareció medio minuto de silencio hasta que, al fin, habló:
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—¿Llamó el amo Regulus? —Y entonces se inclinó, haciendo una especie de reverencia que hizo sus orejas inclinarse un poco antes de volver su atención al frente, sorbiendo un poco el aire, haciendo un sonido ronco con la enorme nariz.

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Fue esa la razón por la que el elfo no demoró en acudir al llamado de su amo. El lugar dónde se encontraba le era completamente desconocido, así como las personas que le rodeaban, a excepción del jovencito que estaba a su lado.

Vestía una camiseta de algodón, sucia y maloliente. Movía los dedos de los pies descalzos, arañando la madera con las largas uñas mientras que unía ambas manos al frente, en una pose totalmente sumisa y servicial.

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Y aunque, como en todas las familias, siempre había un descarriado, no sería la excepción para la última generación de la familia Black.

Para Walburga Black, no había mayor vergüenza que la de tener un hijo traidor a la sangre, por lo que sin duda, vertió todas sus esperanzas en el hijo menor que había tenido con Orión; ejemplo que siguió Kreacher al servirle de manera incondicional y sin replicar. El amo Regulus siempre había mostrado siempre amabilidad y respeto para el elfo de más de 600 años de edad, quien, independientemente de su deber, le servía por lealtad.

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Un elfo doméstico no podría sentirse más honrado, que el estar al servicio de una buena familia mágica. Durante generaciones, los elfos habían servido a los magos y brujas de sangre pura; familias del más antigüo abolengo, desde los Peverell hasta los Gaunt, Los Malfoy, y como en el caso de Kreacher, A la familia Black.

Había sido testigo de la grandeza de 6 generaciones de magos y brujas, dejando huella en los anales de la historia de la magia.

(1)
Iré por él y se lo traeré, Milord. —Aseguró Regulus, dispuesto a volver a reverenciar para después regresar a su casa, empero, Voldemort lo detuvo de inmediato, alzando el brazo como si le indicara un alto.
Llámalo, no es necesario que vayas hasta él, lo necesito ya.
Claro.


El Slytherin tenía la intención de darle órdenes específicas a su elfo a espaldas de Voldemort y por ello quería volver a casa por él… Decirle lo que quería decirle enfrente del Señor Tenebroso iba a ser más difícil, pero sabía que no podía dejarlo ir sin exigirle su regreso, en caso de que la misión fuera de carácter mortal. Se remojó los labios antes de llamar a Kreacher en voz firme que no denotara el cariño que sentía hacia el elfo y, sin más, se dedicó a esperar bajo el escudriño del mayor y las sombras que los rodeaban.
Tengo entendido que tienes bajo tu poder el servicio de un elfo doméstico que ha estado con tu familia por mucho tiempo. Quiero que lo traigas y lo encomiendes a mis ordenes, lo necesito para una tarea.

Regulus apretó los nudillos apenas las palabras de Voldemort pararon, ¡había sido tan tonto! No estaba solo en el mundo si recordaba a su fiel compañero Kreacher, y era un honor, un verdadero honor, que se considerara a un elfo doméstico de ayuda para la visión del Señor Tenebroso. ¿Por qué entonces estaba tan nervioso ante la idea que su propio cuerpo se había tensado sin él saberlo? Quiso preguntar la naturaleza de la misión que se le daría a su elfo, pero estaba seguro que, de Voldemort querer decírselo, lo habría mencionado con sus palabras anteriores.

[VI]

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