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Le hizo un gesto para que se acercara a una pequeña sala dónde esperaban lo clientes para la lectura. No era muy sofisticada, dos sillones individuales, una mesita en el centro con flores del día, pero limpio y con aroma a incienso.

— Adelante. Puede llamarme Marie.
Gitano elevó la vista para ver al nuevo cliente, topándose con una persona irregular en la tienda, una vez que veía a las personas el presente, pasado o futuro podían mostrarse con ellos mismos. Al hombre lo seguían sombras del pasado que prefirió no averiguar debido a la privacidad de cada persona. Bajó los párpados durante un segundo para despejar esas sombras, necesitaba no verlas para concentrarse.

La voz la sacó del trance para no ver eso. — Oh sí, es mi nombre de trabajo, Gitano. — salió del mostrador para recibir al mayor. Le sonrió de manera amable.

— ¿Mis abuelos conocían a los suyos? Soy instruida en estas artes... Pero no conozco mucho de las relaciones familiares (...)
LeoB1559438 · 36-40, M
(..) sangre eran legítimos clarividentes y no las farsas que algunos demostraban. El galante varón de entre 25 y 30 años, esperó la respuesta, a pesar de sus palabras firmes y frías, hubo un esbozo de sonrisa suave sobre su rostro pálido, sus ojos se posaron en los de ella, teniendo un deje casi hipnótico, pues eran los ojos de alguien considerado un "brujo". —... Su abuela conoció a la mía... Hacían negocios bastante mm, relacionados a esta tienda, ¿Será que tiene un lugar donde podamos hablar en privado? Pagaré por el tiempo que esta reunión dure.
LeoB1559438 · 36-40, M
La puerta se abrió y Gitano entendería en ese momento que tendría su primera reunión con un hombre peculiar y peligroso, por respeto sin embargo dejó caer su cigarro en la acera y lo pisó con su bota antes de entrar, pero a ese incienso se sumaba el aroma a tabaco y canela, sobre todo lo último considerando que era su preferencia en cuánto a cigarros. Con una larga gabardina militar sobre sus hombros, y cubierto con un elegante traje, el peliblanco decidió adentrarse al lugar, retirando su sombrero de índole también militar y alzando su mentón mientras se notaba una pequeña sonrisa.

Es usted a quien llaman, Gitano. — Añadió el hombre de al menos 1,90, elegante en porte y firme en su hablar, sus ojos rosáceos se posaron en los de ella. Le había pedido a su chauffeur que le esperara a la vuelta y tomara un par de horas, sabía que sería un negocio interesante. Se había tomado la libertad de ir a por los registros de su ahora difunto abuelo, aparentemente esta línea de (.
(...) Era bien sabido por los clientes los días que Gitano se encontraba en la tienda, se permitía hacer algunos trabajos, pero manejaba magia mucho más alta que simples lecturas de cartas. Fue bendita en las artes arcanas y bautizada por su bola de cristal, quién le podía mostrar cualquier época de cualquier persona, solo con un sencillo rito.

Acababa de irse una clienta que fue por algo sencillo. Sabía que algún día iban a buscarla personas más peligrosas, pero jamás atinaria exactamente, pues el destino propio le viene en blanco.
La tienda de los abuelos era un lugar místico. El aroma a incienso bañaba el lugar en un balance perfecto. Cada objeto ahí mostrado era de gran poder mágico, desde un simple marco de fotografía hasta una varita, un espejo, todo. Todo tenía el poder necesario para las labores arcanas.

A "Gitano" le había tocado cuidar la tienda aquel día, si bien ella no era la propietaria, contaba con las enseñanzas de su abuela como bruja wicca, quién le habló del don que tenían las personas en su familia. A pesar de que su madre lo rechazó, Gitano lo tomó y lo hizo propio, ayudando a su familia los fines de semana o cuando podía a llevar acabo la labor de cuidar el local.

El valor de cada pieza era alto, a pesar de que externamente la tienda no se viese muy fina, por dentro mostraba un poco más de modernidad, y siempre la limpieza más grande, pues, sabían que si un local guardaba mucho tiempo el mismo polvo, este podría cortar los circuitos de magia o entorpecerlos(...)
LeoB1559438 · 36-40, M
(..) el poderoso trasfondo que tenían, por ende esperando a que atendiera aquella joven misteriosa, que había heredado tal lugar de sus padres y familiares que fueron contactos de su abuelo de quien heredó todo, el rubio, noble... y nigromante, continuó por la carretera hacia aquel pueblo dónde ella residía, listo para conocerle, y esperando sin duda llegar a ser sorprendido.

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Repentinamente el móvil de aquella que hacían llamar Gitano sonaría, o claro su teléfono regular si no tenía móvil, pues sabía que algunos "brujos modernos"se negaban a abrazar la tecnología. Su abuelo, en vida, era uno de esos, pero mantenía notas, listas de contactos en papel, y en uno de estos estaba el contacto de una tienda de artilugios y adivinación, fue de ese modo que esperando a que contestara al mismo.

En ese instante mientras su chauffeur, ya lo llevaba de camino en un auto elegante de color negro, Mercedez Benz clásico, pero no una limusina, aquellas le parecían bastante incómodas a inprácticas, sobre todo cuando debían salir rápido de algún lugar. Así mismo le dijo a su viejo amigo y sirviente de la familia. — Gira a la derecha, estamos ya a un kilómetro de la tienda, y no quiero que critiques... Sé que parece un lugar al que jamás entraría. — No porque fuese fea, si no no porque era humilde, y llena de cosas que alguien como Leo no compraría si no supiera (..)

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