- ¿Podemos salvarla? -Cuestionó la pequeña viendo esa compañera suya, devolviendo su mirada al demonio, y luego a la yerbera.- ¿O tú podrías? -Cuan dulce como lo es su inocencia, Sapphire notó una cosa muy importante, los mórbidos adultos ni estaban a las cercanías, debían encontrarlos o es que quizá estaban tramando una trampa, o posiblemente mataban a cada menor para huir de ahí y dejar todo impune. Entretanto, la jovencita que vio a Sapphire y al par de jóvenes que le acompañan, simplemente sonrió con las únicas fuerzas que le restan porque sabía que Sapphire siempre había sido muy intrépida y ahora todos iban a morir, después murió ahí enfrente de todos.- Tenemos que matarlos a todos, el precio no importa.

- Por eso quiero matarlos a todos. -Susurró por muy bajo y apenas audible.- La policía no hace nada porque les pagan para que estén callados, de hecho por eso llevamos el uniforme, si nos ven, nos traen devuelta. -Apretó ambos puños, sin embargo esa rabia cambió, cuando el peculiar y excéntrico azabache abrió aquella puerta, y cuando se abrió, se pudo ver una larga mesa constituida por las mesas de trabajo escolar que estaban juntas, así mismo, encima yacía una jovencita de aproximadamente unos 13 años, desnuda, mutilada y con señales de tortura, sangre por doquier y nuevamente ese nauseabundo hedor por la serie de fluidos que yacen en el piso, las mesas, y por supuesto, de aquella chica con signos de violación.-
- Hay no,.... ¿Qué te hicieron? -Dijo casi deseando romper en llanto, nuevamente sujetando al azabache cómo único pilar de apoyo ante su agonía y miedo. Mientras tanto, la ultrajada chica abrió sus ojos con lágrimas, débil y muy lastimada incluso para hablar.- Matenme...

Tengo la misma pregunta. Más allá del niño y el hombre que están tirados ahí no hay ni un sólo ápice de vida al exterior.

Pero... si ellos pudieron estar haciendo esto por tanto tiempo sin que la policía se entere, supongo que matarlos es una opción.

-No pensó aguardar mucho: no importaba si adelantarse fuera el mayor peligro para su recipiente, ya estaba perdiendo los estribos en ese lugar tan alejado de la lúcida realidad.-

No sé por cuánto más quiero seguir buscando. -Denotó su molestia, se expuso sin caretas, habían vagado mucho sin la necesidad de saber lo que ocurría. ¿Podría ser que finalmente estuviera lo que necesitaban ahí detrás?


Primero se acercó a la puerta, con calma, tocó el picaporte con la zurda, empuñando el arma en la opuesta.
Firme, giró la muñeca y abrió la puerta tan lento, con la necesidad de no hacer mayor escándalo.-

- Habia una idea que de pronto saltó entre el resto, tan cruel y cínica. "Si es tan horrible ¿por qué volver? ¿No es mejor huir?" Ah, también estaba semejante posibilidad ¿No? Retorcida idea de que, quizás todo era una sádica broma y estaban siendo llevados al centro de una telaraña. ¿Cómo saberlo? ¿De verdad quería salvar a todos? Complicado de creer, pero no imposible.

Y la vida es corta para quedarse con dudas así. Avanzaban uno al lado del otro, primero el señor Demonio, luego su adorable pero inestable guía y luego Gala, curioso cómo las preguntas surgen cuando ya estás hasta las narices en el lío. -

— Pero ¿Cuál es el eje central? ¿Aniquilar a tales cosas terribles? ¿Buscar el origen de todo? ¿Un rescate imposible? ¡Ah! Sin objetivos no hay sentidos.

sepulcral silencio mientras se dirigen al gimnasio de la escuela, la puerta de acceso a la salida del patio estaba justamente a veinte metros de distancia.-

- ¿Mentira? No lo es, es solo que... -Volteó su visita al demonio que ahora estaba a espaldas suyas, Sapphire estaba nerviosa por todo lo que podría suceder y lo que ya había sucedido antes de entrar al instituto.- también actúan raro. -Añadió y continúo.- Desde que tengo memoria siempre ha sido así éste sitio, por eso lo odio. Realmente nadie sabe quién lo inició, algunos chicos del sexto grado dicen que fue un convento, las monjas tenían bebés y los mataban, después fue un manicomio y que según los conserjes y otros del personal fueron internos o antiguos trabajadores, pero ya no pueden irse de aquí porque quedaron mal de la cabeza. -Le explicó al demonio mientras caminaba con el debido cuidado sobre aquel horrido pasillo poco iluminado, incluso aún seguía con esa sucia fachada de abandono y adornado con toda clase de fluidos o desechos humanos en las paredes y en el piso. Sapphire podía denotarse pensativa, pues ese lugar no era tranquilo y justamente en ese momento, solo había un s

Ja... dijiste que había conserje, parece mentira. -Casi maravillado de la escena, pensó que tal vez fuera un hermano caído el que custodiaba el recinto. Se deshizo una idea de cumplir con el contrato de la forma más propia de su naturaleza: la dominación.-

Mierda... tal vez me deban pagar por persona a este paso. -Si, esa era toda la preocupación que podía mostrar en el momento. Se regresó sobre sus pasos, directo a la chiquilla con una mirada más serena.- ¿Entonces al gimnasio? Que desastroso... ¿se supone que siempre ha sido así? -Parecía dudar finalmente sobre qué tan genuino era ese dilema, estaba enfocado en otra cosa realmente.

Aunque realmente lo que cambió su enfoque fue el olor a romero, como si se tratase de un pesticida. Se tapó la nariz mirando extrañado a la yerbatera, no le dijo nada, sólo prosiguió el mismo camino que la niña, ahora detrás de ella.

Susurró.- ¿Quién habrá ideado todo esto? -Entonces su sospecha creció.-

- A la derecha están todos los salones del primero, segundo, tercero y cuarto año, a la izquierda los del quinto y sexto. Arriba de las escaleras del fondo están los salones del nivel secundaria y el último nivel son los salones de preparatoria. Aquí solo puedes salir de tres maneras: adopción, crecer o morir. -Miraria a la muchacha de angelical rostro, por lo que Sapphire señaló el largo del pasillo.- Para encontrar a los malditos, tenemos que salir al patio y seguir al otro edificio. Está el gimnasio, el comedor, salón de cantos y juegos y el de música también, está lugar es enorme. -Dijo mientras caminaba con precaución de no tocar nada, procurando que no se denoten sus pisadas.- Los adultos de este sitio salen cuando menos lo esperas. -Mencionó temerosa.-

- Que los viejos dioses bendigan las arcaicas Costumbres de su pueblo, no se imagina pasar su infancia en tan terrible sitio y no por el estatus actual, incluso en buenos tiempos seguro tendría... Una atmósfera absorbente y depresiva, las ventanas altas de polvorientos vitrales no se veía óptimo para que la luz del sol ilumine aquel espacio y, en palabras de su abuela "Los chiquillos necesitan sol, igual que los brotes" olia a moho, polvo y abandono.

De pronto gira sus atenciones a la cosita aquella ¿Trampas dice? ¡Claro! Que no podrían entrar y resolver todo fácil ¿eh? De un momento a otro, de una sección de bolsillos extrajo un frasquito con extracto de romero, perfecto para anular un poquito el aroma y, según se dice, ahuyenta a los demonios ¿Será? Habrá que ver, si el Monsieur Demonio terminaba dando arcadas, y sabrá porque. -

— ¿Derecha, izquierda? Tiene que haber un origen de todo este caos, como con las plagas... Atacar de raíz.

Presume caracterizarse y mantener. Ante aquel escenario de mala muerte, Sapphire deseaba romper en llanto a ese largo pasillo con restos de sangre, fluidos de toda clase y suciedad en las paredes; alguno que otro juguete roto o libros educativos tendidos en el piso repletos de toda esa suciedad y polvo. Así mismo, solo se limitó en inclinar su rostro mientras las lágrimas iban saliendo de sus orbes, a su vez, les retiraba con el dorso de su mano cautelosa de no ser vista por la pareja de extraños jóvenes a los que tuvo que recurrir para solucionar un problema bastante severo.-