- Se siente pequeñita ante sus acciones y eso, no es de por si malo, resulta agradable. -

—Porque eres una persona que sabe de plantas, así que no me defraudes.— Tras decir eso solo le palmea la cabeza un par de veces e incluso le besa la misma.

— Ah... ¿Por qué? No. - Come las cerezas, no encuentra sentido a esa lógica. -

—Confío en que sabrás lo que harás.

— ¿Seguro? No suena a la inversión más viable. [?!]

—Tu no los venderás solo controlaras los precios, decidirás que se venderá más y que menos.

— Oh... No quiero volverme lo que juré destruir: Mercader de especias a costos impensables. [?!]

—Controlar el mercado las hiervas medicinales.— Sabía que la albina era amante de los tés, por lo que primero iría por esa zona para que ella lo ayudara a mejorar el negocio. —Esto está bien.— Toma una nuez para así comerla.

— ¿Cosas de Mafiosos? ¿Cómo qué? - Sus ojos brillan con la inconfundible curiosidad. De pronto rebusca entre los bolsillos, solo tiene nueces y algunas cerezas. -

—A saber... Tenemos cosas de mafiosos que hacer.— Se sienta a su lado mientras que solo sonríe. —¿Tienes mandarinas?