— No me deje en mal frente a los espíritus, buen señor...

— Usted acaba de hacerlo ¡Yo me limite a definir su personalidad. Creo que los acuso de eso fue esta Gala.

— ¿Los llama cobardes? ¡En guardia, señor!

— Temo que si les sorprende mi talento terminaran huyendo traviesamente ¿No? Pero acepto su desafío.

— ¡Bailan, juegan, engañan! Traviesos son, intentarán llevarlo a danzar ¿iría?

— Me gusta eso, ¿Bailan los espíritus?

— Entonces le contaré relatos del norte, allá donde el frío abunda y el sol no llega para derretir los montículos de nieve, de noche ahí se deslizan los espíritus bajo la luz de la luna.

— Yo quiero uno que me haga olvidar al sol, y me haga recordar a la luna. Prometo no entrar en letargo.