— ¡Cuidado, cuidado! Aún huele Howlesco. - Al verle partir emocionada ante la peculiar transformación alza la diestra como despedida. Cuando es apenas una mancha en el horizonte, vuelve a sus tareas, pensando en la nueva fórmula y casi saborea los ingredientes "mirra, incienso, arenas ¿lo disfrazaré de príncipe mercante? Algo agrio entonces ¿vinagre balsámico? Quizá" -
— En ese caso, me retiraré por hoy... ¡Iré en búsqueda de esas plantas!— Hizo una breve reverencia antes de partir, ésta vez expuso sus enormes alas de plumaje oscuro para desaparecer en los cielos.
— Gracias por su contribución, Mago Howl. Trabajaré de inmediato en tan importante pedido. - Deja caer las monedas en una de la mangas del delantal que lleva al trabajar con peculiares materiales. -
Tomó una de las manos de la menor y colocó en ella una cantidad generosa de monedas de oro — ¿Que tal ambas?, Este es el inicio del pago mientras voy por unas plantas que se que te gustarán —
— Con especia o monedas, ambas son bien recibidas. - Alegre está por ayudar, es casi un reto ¿cómo hacer que Howl deje de oler a Howl? Va más allá de usar jabones o perfumes -
— ¡ Acepto tu poderosa ayuda! ¿Cómo debo pagarte?— Se levantó de su asiento y se acercó a ella ahora tan fresco como siempre, la preocupación se había ido y él tenía una nueva esperanza.
— Quizá porque aunque cambie de apariencias en el fondo es Howl y huele como Howl, no puede dejar de serlo, no debe dejar de serlo ¡Asi que, engañe su olfato! Claro, cada tanto ha de cambiar de aroma. Unos meses puede ser el acaudalado dueño de un banco, luego un bohemio enamorado de la luna, dulce fragancia por cierto.
— ¿Mi olor?— Elevó la mirada, apartó el rostro de sus manos y su cabello hizo un vaivén con el movimiento. — Mi especie debe tener un aroma específico...¡Por supuesto!. He intentado campos de fuerza, cambiar mi aspecto, transformarme en otros seres, artilugios mágicos, cachivaches y siempre, siempre me encuentra—
