— Cierto, pero también me recuerda a las aceitunas, y siempre son deliciosas. En todo caso ya concordamos que "Oliver" le queda cual guante. - Ahoga una risa al escuchar lo último. - ¿Verdad? Me gustan dulzones. ¿Cuáles prefiere usted?
—Sonrió, más ampliamente, dejando que las arrugas levemente se presentaran en su tez, en los ojos y las mejillas— Estoy de acuerdo, además... Olive suena un poco femenino, Olive... —enarcó sus cejas antes de beber otro breve sorbo del vino— Oliver será, y por cierto, este vino está delicioso.
— Oli suena... Extraño, se dice extraño y dabe igual. Olive es divertido pero por una letra, pierde gracia. Oliver le queda, tiene un gusto agradable al decirlo "Oliver, Oliver" ¿lo ve?
—Sonrió, acompañando la broma de la fémina, entrecerrando sus ojos por un breve instante— Si fuera necesario un intercambio, "Oli" es lo más abreviado que puede ir mi nombre, aunque cualquier otro apodo que se le ocurra será bienvenido. —Volvió a beber, despacio, un corto sorbo—
— Terriblemente, pero lo permito. - Suelta cual broma antes de apurar otro sorbo de vino. - Se lo agradezco. Y por los buenos augurios que traiga tal cordialidad. ~
—Recibió con cuidado la copa con el vino, el cuál agradeció con asentimiento de cabeza leve— Gracias, Galatea. . ., ¿sería muy inapropiado llamarte Gala? Como la musa de Dalí. Hermoso nombre. —movió la copa para menear el vino circularmente en su interior, inspirando primeramente el aroma— A tu salud. —dijo, y tomó un trago.
— En efecto. Es su día de suerte al parecer. - Raro era que no se decante por licor con hierbas, bebía vino. Se hizo con otra copa que sirve para su nuevo acompañante. -
