— Trato hecho, señorita. Le veré pronto— Los ropajes que portaba empezaron a batirse de un lado a otro, anunciando su partir. Así sus pies se despegaron suavemente del suelo y el cuerpo del hechicero tomó altura — Hasta una nueva oportunidad— Y desapareció entre las grumosas nubes.
— Siempre será bienvenido a husmear entre los nuevos polvos y ungüentos que tenga disponibles. Quizá tenga extraños materiales para compartir, será divertido. ~
— ¡Jaja!, Tengo serios problemas con la comunicación, me embeleso por la magia, hablo de más, me acerco y siempre me voy sin decir mi nombre o simplemente a lo último... Antes de irme. ¡Espero no sea el último encuentro que tengamos, Señorita!. Quiero ver... Que descubrirá y desarrollará en los próximos días —
— ¿Será, será? Eso de lo predestinado es un laberinto confuso, pero me alegra ser "Gala" y no haber tenido que tomar otro nombre dependiendo de las magias aprendidas...
— No me es permitido exagerar, ningún encuentro es casualidad... Éste día fue programado por la madre naturaleza y su magia, la magia del amor esa misma que usas— Ahora observó hacía el cielo, visualmente era adornado por las altas copas de los árboles.
— Exagera, exagera. - De nuevo estalló en risas, no eran mal intencionadas pero le resultaba imposible creer aquello, creencia alimentada por viejos estigmas que la alejaron de la magia propiamente dicha. - Las plantas hacen todo el trabajo, unos pocos mimos y dan lo mejor de si. ~
— Bien aquí va... La magia es para personas muy inteligentes, y tú... Señorita se nota que eres una prodigio. Te veré en un par de semanas haciendo cosas más increíbles, bien dice las enseñanzas de mi maestra: un hechicero podrá tener mucha magia,una cantidad abismal pero sin cerebro... Solo será una torpe criatura mágica —
