— ¡Hija! Intenta tranquilizarte por favor, estará todo bien, ¿Sí? — Comento en tono tranquilo y suave, ¿Su propia casa estaría embrujada? De ser así, sería algo a tratar. Al volver con algunos de los juguetes en mano para sentarse y empezar a jugar con su pequeña.

Recibió aquél muñeco que le entrego su pequeña. Era el muñeco de un ladrón y un tanto detallado pero arqueó una ceja al escuchar a su hija diciendo sobre decirle ése tipo de comentarios. — Hija, ¿Como que cosas feas y dinero del rescate? ¿Ocurrió algo que yo no sepa? — Su tono de voz se agudizó levemente, ¿Será acaso un intento de asesinato el cuál su hija narra? Aún no se sabe.

- N-No, pesadilla... N-no fu-fué. -Insistió permanenciendo en la sala y sin moverse, limpiando por último sus lágrimas. Entretanto, una voz femenil, chillona y bastante burlesca se escuchó provenir del espejo, el cual yace intacto y sin ningún reflejo.-

-Cuando Sapphire le espera, vió llegar a su padre trayendo algunos de sus juguetes, mismos que tomaría y empezaría a jugar con él.-
- ¡Pero señor, mis padres tienen mucho dinero, puedo pagarle! -Decía la niña fingiendo una voz.-
-Te toca a tí. -Le entregó un muñeco a su padre.- -Debes decirle cosas feas y que la matarás si no le traen el dinero del rescate. -Explicó.-

— ¿Ella? ¿Quién? — Respondió con serenidad observando así mismo el espejo cuál no sé encontraba ni veía nada. Dirigió sus manos a los hombros de su pequeña con intenciones de calmarla. — ¡Sapphire! Estoy aquí, somos los únicos en la casa. — Así mismo dejo escapar un leve suspiro, ya había anteriores rumores sobre la maldición de su casa pero decidió hacer caso omiso nuevamente.

— Mira, traeré las muñecas y jugaremos aquí, en la sala, ¿Está bien? — Llevo su pulgar a las mejillas ajenas para limpiar sus lágrimas y dejarle un pequeño beso en la frente. — Estarás bien, quizá fue una pesadilla.

-E-ella....e-l-ll-a... -Señaló al espejo y a la ventana sin dejar de llorar y respondiendo con aquellas palabras que solo se pueden escuchar en balbuceos, Sapphire giraba a cada momento su rostro por encima de su hombro mientras es alejada de su habitación por su padre, repitiendo una y otra vez la misma palabra.- -E-l-lla... e-en... ese-esp-ej-jo. -Diría llorando y sintiendo mucho miedo, literalmente estaba temblando y sus lágrimas salían sin cesar de sus párpados. Cuando estuvieron en la sala, poco a poco fué calmándose, ahora explicando lo que sucedió.- - Jug-gab-ba c-con mi-s m-muñ-ñec-cas y... e-ella est-ta-aba e-en v-ve-en-t-tan-na. -Diría en tartamudeo, recobrando su respiración y continuó.- -E-ella, e-en e-es-p-pe-jo, s-se que-eri-ía sa-lir y... to-car-me. -Cerró sus ojos mientras sus lágrimas recorrieron por sus mejillas.-

En ése entonces se encontraba en la cocina preparando algo a su pequeña mientras está descansaba en su alcoba. Escucho esos gritos y desesperado corrió a la habitación. — ¡HIJA! — Grito al momento de llegar y abrir la puerta. Afortunadamente la abrió. Vió a su pequeña llorando cuál abrazo pero algo ocurría, no había nadie más en esa habitación. — ¡HIJA! ¿Estás bien? ¿Que ocurrió? Ven, vamos a la sala. — Tomo la pequeña manito de su hija y se dirigió a la sala para que me explicará con más exactitud.

- ¡PAPAAAAAAAA, PAPAAAAA, PAPAAAAAAAA! -Gritaba desgarradoramente intentando abrir la puerta, pateandola e incluso jalando la perilla que estaba forzada por dentro.- - No me dejes aquí,... PAPAAAAAAAA... -Continúo gritando asustada y despavorida en aquella oscura noche, escuchándose sus gritos incluso a las afueras del apartamento.-