— Quién sabe que otros trabajos he realizado. Algunos por simple placer de ver la sangre correr, ése dulce elixir cuál degusto la mayoría se veces. — No tenía miedo alguno en contar todo lo realizaba en sus labores. Simplemente sé divertía con cada palabra expresada. Dejó escapar una sonrisa y sacó un cigarro para entregarle. — Mí nombre es Santiago. Un placer.

Se podría decir entonces que eres un matón que solo recibe dinero sucio por ciertos trabajos. — No tenía motivos para desconfiar de aquella fachada de palabras en el sujeto, aunque si era muy interesante oírle hablar tan fácilmente de las fechorías de ejecutaba.— ¿Me compartes uno de esos?, — Preguntó.— el vicio es contagioso, ya sabes.

— Trabajo es trabajo y así dicta él dicho. Nada personal, sólo un montón de dinero en juego a cambio de la vida de una escoria. — Comentó mirando al frente mientras encendía un cigarrillo cuál empezó a darle unas cuantas caladas. (?)

¿Lo haces por placer? — Lo interroga como si fuese un rehén.— (?)

— Bastante fácil cómo pará caer en la locura. Planes de pocos días pará luego realizar en segundos al objetivo. [?]

¿Qué tan fácil sería?