muestrale a esas niñas como se hace viejo -dice el gigante de 2.89m de altura y 1285kg de peso mientras ve al extraterrestre frente a la chica- no le vas a ganar a Lobo flacucha
jeje me gusta esa actitud muñeca -Dice el Czarniano mientras pone el codo sobre la mesa pero la rompe al momento de tocarla en dos partes y se parte- ups perdón, olvide que la madera no es muy resistente, mejor una mesa de hierro ¿no te parece flacucha? -Dice mientras da un chiflido y su asistente le trae una mesa de hierro para acomodarla frente a ambos- a ver si tienes fuerza como Diana, le enseñare a tus afeminados amigos quien es el mas hombre del universo
Lagrimas masculinas comenzaron a brotar de sus ojos, ver como su única compañía se alejaba lentamente de él, le entristecía por completo. Kiyoshi sabía perfectamente el infierno que le esperaba con esas dos mujeres acechándolo, por lo tanto fue inevitable no sentir envidia de la libertar de su conocido.
—¡E-Espera, no me abandones!— Exclamo con desesperación, no quería estar solo con esas brujas.
.. { . - Por supuesto, yo era el extraño en esa escena. Tampoco ni estudiaba allí. Solo vine por una apuesta de hecho. Pero, cuando escuchaba la voz de la chica a la cual le dicen presidenta, solo gire un poco la cabeza para verla, notando luego la expresión de la vicepresidente cuando volvía a verla. - [code]Vaya, llego la autoridad entonces.[/code] - Murmuré dentro de mi mascara metálica. - [code]Bueno, te deseo mucha suerte chico.[/code] - Le dije a mi compañero, bueno, al conocido con quien apostaba. Y sin decir nada más, solo gire para poder ver la salida. Avanzando lentamente hacía esa luz de libertad donde el sol brillaba con intensidad afuera. Ya podía saborear ese exquisito aroma del aire fresco y los placeres pequeños de la vida con cada paso, fuera de esas paredes tan oscuras, horribles y nauseabundas de una prisión para cualquiera. Sí, ya pronto saldría de allí. - (!?) . } ..
Su vista se tornó tanto hacia el susodicho, o sea Kiyoshi, como a su compañero de dudosa procedencia. Arrugó la nariz un poco, pues más era el desagrado por el bullicio ocasionado y por la presencia de de aquel par lo que más la molestaba. Sin embargo, guardó cierta calma en sus palabras.
— Meiko ¿Qué fue todo ese molesto ruido? Pude escucharlo desde afuera, vaya. — Exageraba, claramente que lo hacía, pero era parte de. Sus brazos cruzados a la altura de su pecho, emprende ella una caminata hacia Meiko y se mantiene firme a su lado para contemplar con más notoriedad. — ¿Y bien? ¿Qué hacen aquí estos dos?
Al escuchar la voz de Mari en la habitación, casi inmediatamente fijo su vista en ella, demostrando en su semblante lo asombrada que estaba por su repentina visita.
— ¡Presidenta! Lamento el alboroto ocasionado por este par de incompetentes. — Claramente estaba refiriéndose a Kiyoshi y a su acompañante, el cual desconocía por completo.
— ¿Por qué tanto escándalo? — Profesa con tranquilidad a medida que se toma la libertad de acercarse a la escena, siendo Meiko la única cara conocida, claro.
