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— ¡Suéltame Bakazuma! Me duele. . . —
 
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-Al final todos son unos idiotas, ni Kazuma se salva aunque sea el más útil de todo el equipo.- Muy bien, entonces prepárate para recibir toda clase de órdenes de mi parte, no me contendré.~ -Esbozó una sonrisa perversa. Realmente Megumin no sabe en lo que se acaba de meter.-(?)
-Olvido ese pequeño detalle, ahora se da cuenta que su plan fue un fracaso total.- [?] Arrepentirse es para idiotas. -Hablaría la más idiota del equipo si no fuera por Aqua. Sin vacilar, estrecho la diestra ajena para dar por hecho el contrato.-
-Ni se preocupa por quedar pobre. De todo el equipo es el que más gana siempre.-(?) Espero no te vayas a arrepentir del trato con el diablo que acabas de hacer. -Sonríe maliciosamente y extiende la diestra hacia ella para estrechar la mano como una manera de formalizar el pacto.-
¿Lo que más quiera? Perfecto entonces. -Lo que no sabe es que pedirá la comida más cara del menú, dejándolo pobre como siempre.- [?]
Muy bien, tenemos un trato. Y para que veas que cumpliré mi palabra te daré de comer lo que más quieras. -Es un trato más que justo la verdad si luego tiene que soportar que ella no esté y tenga que hacer todo solin solito, además Megumin tiene que ganarse la comida que mantenerla no es gratis.-(?)
Abusas de tu poder. . . pero supongo que no tengo elección, así que acepto. -Aunque muy en el fondo sabe que se arrepentirá, pero lo considera un precio justo.- [?]
Me tientas, me tientas. Si puedo ordenarte lo que quiera sin excepción alguna y tú lo cumples entonces acepto. -Que fácil resulta convencer a Kazuma.-(?)
-Las ultimas palabras del castaño ocasionaron un miedo profundo en ella, pues necesitaba pensar cuidadosamente un buen trato para él.- ¿Qué tal si te ofrezco ser tu sirvienta por un día? Creo que es una buena oferta, yo aceptaría.
-Se cruzó de brazos y enarcó una ceja en la expectativa de saber con qué le va a salir ahora la pelinegra ¿Qué tendrá en mente?.- ¿Negociar? De acuerdo... Si no me convencen tus negociaciones igual te quedas sin comer.
¡¿Que?! ¡No puedes dejarme sin cenar! Sabes que moriré de hambre si lo haces. - Exclamo un tanto dramática como de costumbre, era imposible para ella pensar en no tener su porción de comida. - ¿Por qué no negociamos?

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