*El varón Azabache camino hasta el auto que se encontraba fuera, en el patio principal de la mansión en la que se hallaban en la ciudad de Paris, un deportivo que no era para nada sencillo, y aunque el serafín era acaudalado, sus vestimentas a excepción de su auto no lo demostraban como muchos otros magnates de la ciudad*
*Al llegar al auto, se podía notar que era un deportivo, un Corvette Grand Sport, abrió la puerta del pasajero para que su ahora hija, ingresara al vehículo y seguido, solos unos segundos luego, rodeo el vehículo ingresando al asiento del conductor, pronto, el vehículo salió de las instalaciones dirigiéndose al a ciudad, dejando atrás todo lo sucedido, y dando inicio a una nueva historia*
*Respondió con calma y acto continuo se reincorporo, había dejado su dispositivo de comunicación móvil en el vehículo de Zack, y de seguro ya se encontraba bastante alejado, suspiro y llevo la mano diestra a sus negras hebras de cabello acomodándolo hacia atrás, por suerte aún tenía el auto, pero tendría que buscar cómo comunicarse con algunos de sus dos encargados para conseguir un lugar donde hospedarse algunos días más en aquella ciudad*
Vamos, mi auto esta fuera
*Exclamo el azabache mientras caminaba saliendo de la propiedad, siempre observando y pendiente de la joven que ahora sabía que era su hija, sonrió de medio labio, quizás era el momento más oportuno, la paz había regresado y todo tenía una calma infinita*
*El Azabache se mantuvo inclinado frente a ella, y le miraba a los ojos tranquilamente, la escuchaba hablar, el ahogo en su pecho, las lágrimas que recorrían su rostro, no podía siquiera imaginar por todo lo que había pasado sostuvo su mano entre las propias y negó con la cabeza una vez más para agregar a manera de tranquilizar a la joven*
Es mucho para digerir por el momento, no es el lugar, ni el espacio, vamos ven, creo que hay mucho que debemos hablar Nef, pero el destino trazado por tu madre, ha dado frutos y ahora estamos juntos...
*lentamente se puso en pie, para el la mansión ya no era segura pues había sido infiltrada, luego se encargaría del tema pues era una propiedad compartida y en ese momento habían otras prioridades, además necesitaba un sitio calmo para hablar con quien sería su hija, el restaurante de un colega seria el mejor sitio y no lo pensó mucho tiempo*
Vamos, casi es medio día, de seguro debes tener hambre, quizás podamos hablar con un poco más de calma mientras comemos algo, ¿te parece?
*dejo la incógnita abierta, y de nuevo sintió aquella esencia más sutil, elevó la mirada, sabía que no estaba allí pero era su forma de despedirse, el serafín asintió con la cabeza discretamente, solo afirmaba que la protegería en adelante y se despedía de quien fue su amada tiempo atras*
