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El día señalado había llegado. El plazo de dos días había sido cuidadosamente empleado para completar todo preparativo, en vistas al difícil trabajo que tenía por delante; la mañana del tercer día sorprendió al Mecánico frente a su escritorio, ojeroso, con expresión agotada y semblante demacrado, pero con una pequeña gema color carmín, refulgente y simulando vida. Una luz minúscula y palpitante residía dentro del cristal, como si el precioso objeto fuera una imitación de un corazón real. Ahora, solo faltaba esperar a su clienta.
 
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Yuki2104 · F
No demoró más lo que le podría tomar acicalarse la larga melena y la gabardina color café. Dio unos cuantos pasos hasta la puerta y finalmente, tras colocar la mano en la dorada manija de la puerta del taller, empujó para entrar.

—¿Hello? —Preguntó ella con exagerada entonación, tras asomar la cabeza por la puerta del local. —Heme aquí.—Anunció finalmente al ver al Mecánico justo detrás del escritorio y ella, con una sonrisa emocionada en los labios, se colocó frente a este. Se recogió la melena sobre el hombro derecho y sosteniendo una ostentosa billetera color hueso, la mujer se le quedó mirando al castaño, expectante.

—y... ¿Dónde está? —
User1555497 · 31-35, M
[...]ver con instrumental médico: lo que parecía ser un pequeño soplete de mano; los infaltables goggles junto con el lente de precisión montado sobre ellos; el cristal refulgente; pinzas de precisión; y un carrete de hilo de plata. Tomó todo aquello en brazos y esperó, a sabiendas de que su clienta no podría tardar más de unos segundos en traspasar la entrada.
User1555497 · 31-35, M
Un baño rápido, ropas frescas, incluso un par de tazas de café; eso debería bastar para afrontar las labores del día. Aún estaba terminando de sorber el brebaje caliente y abriendo los seguros de su local con la mano libre, cuando vio aparecer esa melena llameante tan fácil de reconocer. Era obvio que la chica tenía el mayor interés en que el trabajo fuera completado. Y, dado que él estaba listo tras el plazo determinado, no habría nada que pudiera entorpecer la obra.

Puesto que ella apenas iba llegando, se limitó a dejar la puerta abierta, volviéndose para rodear el mostrador. El brillo carmesí de la gema lo distrajo un momento, recordándole el proceso que siguió para obtenerla; una sonrisa cansada se dibujó en su rostro ante tales memorias, estimando que el sacrificio bien había valido la pena. Pasó al otro lado, donde el escritorio lo esperaba; dejó ahí la taza ahora vacía y abrió uno de los cajones, procurándose el material necesario para la "cirugía", si bien nada tenía que[...
Yuki2104 · F
Luego de haber dejado el establecimiento de "El Mecánico" la mujer de pelirroja melena había vuelto a su hogar: una vasta tierra de otra dimensión, bien resguardada por un oscuro serafín y sus summons. Trató de mantenerse paciente, centrada, entrenaba, volaba y esperaba con sorprendente calma el dia señalado.

Por fin había llegado, esa mañana se levantó temprano y tras alistarse, se dirigió al balcón de su habitación en el castillo de occidente y haciendo uso de un poco de su propia energía sobre el símbolo que pende de su cuello, dibujó en el aire un extraño símbolo, abriéndose así un agujero en medio de esa realidad —Vamos Ghost... —Susurró la mujer, solicitándole al oscuro emisario que el regente de Asgard asignó para protección de la chica, le acompañara en busca de su encargo. El paso fue instantáneo. Cuando su pie pisó el adoquinado y húmedo suelo de Geartown, alzó la vista, encontrándose de frente con la puerta del taller de aquel amable mago que le repararía su corazón.

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