El balón se basquetball fue dando botes hasta cerca de los pies de ella, sin embargo él fue primero a buscar su toalla, la misma que Sonakawa tuvo hace un tiempo atrás hasta que se la devolvió, logró secarse las mejillas y la frente del sudor, antes de partir a la cafetería juntos. — Sonakawa, no creo que me desmaye, tranquila. Vamos juntos a comprar algo, si crees no estar segura puedes tomarme del brazo, aunque dudo que me sostengas. —
Emitió una risa tenue y sincera, incluso tapándose en lo que podía con la mano al imaginarse la situación, puesto que sería algo bochornoso para ambos que él se cayera. Abrió la puerta del gimnasio y en lo que pudo se anudó la corbata sobre la camisa, aunque esta quedó dispareja, luego recogió del suelo el balón para dejarlo en el canastillo, esperándola para partir.