No había nada que explicar, bueno, quizás sí alguna que otra cosa pero no era nada muy difícil de enseñar ¿?
Entonces con la servilleta se encontraba dando pequeños toques debajo de la nariz hasta el labio superior de la mujer, intentando limpiar todo rastro de sangre.

Si debían comparar las estaturas, Leyre era varios centímetros más baja que ella por lo que debía acercarse y estirarse un poquito si quería alcanzar el rostro de la contraria y quedar a su altura.

—¿Estás segura?... La sangre no es una buena señal... ¿No deberías ir al-....?

No, mejor no ir a ese lugar terrible, seguramente no la volvería a ver, odiaba los hospitales, le desbloqueaban traumas que aún no superaba. Dejó el pañuelo a un lado y tomó el rostro de Kaori por sus mejillas, de esta forma le jaló con cuidado para verla de cerca, esperaba que no le estuviera mintiendo. De haberse sentido mal, quizás Leyre se hubiese ofrecido a cuidarla en las noches, como enfermera. ¿?