26-30, F
Demente & Enamorada ( Si tu agregas, tu empiezas.~ )
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Off: Gracias por el add
G1520277 · 31-35, M
*Sonrie negando un poco con sus ojos cerrados y luego le mira*
-EN realidad no....pero parece que te fusgastes de uno-
-EN realidad no....pero parece que te fusgastes de uno-
G1520277 · 31-35, M
*Luego de caminar un rato miro aquella extraña mujer acercandose lo suficiente a ella y n tono burlon le dijo.*
-Oye...se te perdio el circo?-
-Oye...se te perdio el circo?-
G1520277 · 31-35, M
R.On:
*Caminando por la enorme ciudad,hacia un enorm calor l astro rey estaria en su hora maxima,las personas terminaban sus rutinas de medio dia y algunos ivan a sus casas a almorsar.
Caminando por las calurosas calles testaba un joven no muy alto de cabellos negros en puntas.tiene una camisa negra sin mangas con un pantalonb negro y botas d igual color sobre este llva una bata azul oscuro con bordes color crema,en su cuello tiene una calabera condando en un collar plateado.
Caminaba por las calles con sus manos en sus bolsillos teniendo algo de calor puesto que el sol estaba en toda su intencidad.*
-Ah que calor-
*Caminando por la enorme ciudad,hacia un enorm calor l astro rey estaria en su hora maxima,las personas terminaban sus rutinas de medio dia y algunos ivan a sus casas a almorsar.
Caminando por las calurosas calles testaba un joven no muy alto de cabellos negros en puntas.tiene una camisa negra sin mangas con un pantalonb negro y botas d igual color sobre este llva una bata azul oscuro con bordes color crema,en su cuello tiene una calabera condando en un collar plateado.
Caminaba por las calles con sus manos en sus bolsillos teniendo algo de calor puesto que el sol estaba en toda su intencidad.*
-Ah que calor-
G1520277 · 31-35, M
R.Out:Que tiene mi nombre? s normal...para mi
G1520277 · 31-35, M
R.Out:Gracias por aceptarme,espero llevarnos bien
GoGo1534104 · M
—Al fin un dia mas había llegado a su final, después de miles de hechos ocurridos alrededor del mundo, tanto algunos de poca importancia como de una importancia capital, el nacimiento, la muerte de los humanos aunque para algunos sea algo para pasar por alto era algo que siempre ocurría sin importar nada mas, en el horizonte el sol ya había terminado su jornada y ahora lentamente se dirigía hacia el oeste para descansar y darle el segundo turno a la luna dando sus últimos destellos de luz por el dia de hoy teniendo el cielo azul de un naranja oscuro y el viento vespertino ya comenzaba a aparecer revoloteando y habiendo bailar a su compás a los objetos y a los seres ligeros a lo largo de la tierra, justo como en un bosque, un sitio verde alejado aproximadamente 2 kilómetros de la ciudad mas cercana, ya el sol ya había sido remplazado junto a la luna que a pesar de no tener una luz propia ayudaba a los seres vivos a encaminarse por el sendero a oscuras siendo bien acompañada de las estrellas que su leve luz entre todas daban gran ayuda a la luna a lograr su cometido, el viento nocturno sin embargo, ademas de hacer bailar las hojas de los arboleshacia bailar algo mas, unos largos hilos se lograban ver a la lejania, pero sin embargo, aquello no era lo único inusual, se escuchaba un sonido peculiar, un sonido dulce que se esparcía por los horizontes de donde se encontraba a través del viento nocturno dejándose escuchar a traves del bosque, una dulce tonada que junto a aquellos hilos era producida, de una sola prescencia.
Su apariencia no variaba de cualquier ser humano, una altura promedio para su constitución, 1.82 metros de altura y un peso acorde a este, 86 kilogramos de peso, ni un gramo de mas, aunque la verdad a simple vista podría verse algo escuálido pero no le importaba en lo mas mínimo mientras estuviera con buena salud estaba bien su figura no le importaba siempre y cuando le bastara para continuar haciendo lo que le gustaba, los cabellos de un color negro como la noche que acontecía que le llegaban hasta su espalda, lisos que se dejaban influenciar por el viento para bailar junto a las hojas, al ritmo de aquella melodía que interpretaba, aquella hermosa era interpretada ni por nada mas y nada menos que por una flauta de pan, una sencilla flauta de manera que a pesar de su material, este dejaba producir una melodía dulce y tranquila para cualquiera que la escuchara, sus ojos eran de un color muy inusual, aquellos orbes eran como dos rubíes de la mejor calidad, de un color rojo de suma profundidad como si tambien fueran cuentas de sangre oscura, sencillamente algo inusual en un ser humano, aquellos orbes se encontraban detrás de un accesorio, unos lentes de media luna de armazón de color negro que le daban un toque elegante, como si se tratara de un escritor o de un intelectual de tiempos de antaño.
Su vestimenta también no era a lo cual destacar, se encontraba vestido con un pantalón de color negro hecho de tela liso que le llegaba hasta los pies, estos no tenían ni una mancha ni un rayón, como si esa fuera la primera vez que en eran usados, recien salidos de fabrica, aquella era la apariencia que daban, zapatos negros completamente limpios recién boleados los cuales brillaban con sumo orgullo ante el el brillo de la luna y las estrellas, en la parte de arriba de su cuerpo se hallaba una camisa blanca de vestir, con solo el primer botón abierto y con las alas del cuello sumamente dobladas, , encima de la camisa un chaleco negro adornaba mas al chico, ninguna de aquellas prendas se veía o usada o sucia.
Observando siempre hacía el cielo, el chico con suma felicidad presente en su rostro entonaba aquella lenta pero alegre melodía, los ojos de aquel se enfocaban a la luna que se encontraba flotando en el cielo, como si aquella canción fuera para ella, aun con la flauta en la boca, sus labios lograban articular aquella sonrisa que se le extendía de oreja a oreja, pareciera que aquel joven no podía hacer ningún otro gesto que no fuera una sonrisa que brindara tranquilidad, alegría y ternura a quien fuera que la viera—
Su apariencia no variaba de cualquier ser humano, una altura promedio para su constitución, 1.82 metros de altura y un peso acorde a este, 86 kilogramos de peso, ni un gramo de mas, aunque la verdad a simple vista podría verse algo escuálido pero no le importaba en lo mas mínimo mientras estuviera con buena salud estaba bien su figura no le importaba siempre y cuando le bastara para continuar haciendo lo que le gustaba, los cabellos de un color negro como la noche que acontecía que le llegaban hasta su espalda, lisos que se dejaban influenciar por el viento para bailar junto a las hojas, al ritmo de aquella melodía que interpretaba, aquella hermosa era interpretada ni por nada mas y nada menos que por una flauta de pan, una sencilla flauta de manera que a pesar de su material, este dejaba producir una melodía dulce y tranquila para cualquiera que la escuchara, sus ojos eran de un color muy inusual, aquellos orbes eran como dos rubíes de la mejor calidad, de un color rojo de suma profundidad como si tambien fueran cuentas de sangre oscura, sencillamente algo inusual en un ser humano, aquellos orbes se encontraban detrás de un accesorio, unos lentes de media luna de armazón de color negro que le daban un toque elegante, como si se tratara de un escritor o de un intelectual de tiempos de antaño.
Su vestimenta también no era a lo cual destacar, se encontraba vestido con un pantalón de color negro hecho de tela liso que le llegaba hasta los pies, estos no tenían ni una mancha ni un rayón, como si esa fuera la primera vez que en eran usados, recien salidos de fabrica, aquella era la apariencia que daban, zapatos negros completamente limpios recién boleados los cuales brillaban con sumo orgullo ante el el brillo de la luna y las estrellas, en la parte de arriba de su cuerpo se hallaba una camisa blanca de vestir, con solo el primer botón abierto y con las alas del cuello sumamente dobladas, , encima de la camisa un chaleco negro adornaba mas al chico, ninguna de aquellas prendas se veía o usada o sucia.
Observando siempre hacía el cielo, el chico con suma felicidad presente en su rostro entonaba aquella lenta pero alegre melodía, los ojos de aquel se enfocaban a la luna que se encontraba flotando en el cielo, como si aquella canción fuera para ella, aun con la flauta en la boca, sus labios lograban articular aquella sonrisa que se le extendía de oreja a oreja, pareciera que aquel joven no podía hacer ningún otro gesto que no fuera una sonrisa que brindara tranquilidad, alegría y ternura a quien fuera que la viera—