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AnnaKushina · F
User:Hola Kuro-san. Descuide no hay problema también sufrí un poco por esa cuestión, volveré a empezar entonces.
Faltaba solo un par de horas para que llegara el medio día, era una mañana tranquila en el bar donde se reunían los miembros del Clan Rojo ciertamente era extraño pues sus integrantes eran muy bulliciosos y bastante hiperactivos.
Dentro del lugar solo se encontraban el dueño del bar y la más joven de los miembros de esta organización aquella infante que parecía más una muñeca que una persona. Como era su costumbre estaba sentada en la barra tomando una bebida de sabor cereza que Izumo preparaba solo para ella por alguna extraña razón solo comía y bebía lo que fuera de color rojo, sus pies se movían de atrás hacia adelante pues por su corta estatura no alcanzaban el suelo.
Un reloj de manecillas que colgaba de la pared anunciaba el transcurrir de los minutos pronto la pequeña terminó su bebida dejando el vaso vacío frente a ella, agradeció al encargado y giro sobre el banco para de un salto bajar de él, un par de pasos la sacaron del bar no sin antes despedirse de Izumo.
Las rarezas no se dejaban de presentar en aquel día pues la pequeña decidió salir a caminar sola cosa que normalmente no hacía, su caminar se alargo más de lo que ella esperaba se había alejado bastante del bar y ahora el panorama le resultaba completamente desconocido.

Faltaba solo un par de horas para que llegara el medio día, era una mañana tranquila en el bar donde se reunían los miembros del Clan Rojo ciertamente era extraño pues sus integrantes eran muy bulliciosos y bastante hiperactivos.
Dentro del lugar solo se encontraban el dueño del bar y la más joven de los miembros de esta organización aquella infante que parecía más una muñeca que una persona. Como era su costumbre estaba sentada en la barra tomando una bebida de sabor cereza que Izumo preparaba solo para ella por alguna extraña razón solo comía y bebía lo que fuera de color rojo, sus pies se movían de atrás hacia adelante pues por su corta estatura no alcanzaban el suelo.
Un reloj de manecillas que colgaba de la pared anunciaba el transcurrir de los minutos pronto la pequeña terminó su bebida dejando el vaso vacío frente a ella, agradeció al encargado y giro sobre el banco para de un salto bajar de él, un par de pasos la sacaron del bar no sin antes despedirse de Izumo.
Las rarezas no se dejaban de presentar en aquel día pues la pequeña decidió salir a caminar sola cosa que normalmente no hacía, su caminar se alargo más de lo que ella esperaba se había alejado bastante del bar y ahora el panorama le resultaba completamente desconocido.
