31-35, M
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DarkDemeterDrg · F
En la cúspide de una loma desprovista de anomalías que interceptaran las ondulaciones de las periódicas cordilleras, tan solo un frondoso árbol de kiwi se posicionaba en el vértice de la elevación, tan aspirante que acataría inmediatamente el interés de quien emitiera un vistazo hacia aquel horizonte mas, al margen de este residía en pie intacta pero diluida la complexión de lo que a plena vista asemejase una humana..
Su sombrío y fraccionado vestido se prolonga hasta llegar a escasa distancia de los tobillos, concluyendo con 4 aristas decoradas con efectos dorados, relucía la entrepierna derecha e izquierda, sus brazos y asimismo la parte trasera, mas ambos lados de estas persistían cubiertas; además portaba unos botines altos de tonalidad lechosa & un fajón triple de matiz carmesí como el interior de su vestimenta. Sus cabelleras tan finas como su nívea tez; arribaban poco menos de la cintura & de tonalidades verdosas se tornaban estáticas, pese a que la brisa no husmeaba ni inculcaba sus jugueteos prematuros en el lugar.
Hileras de setos eran la barrera limítrofe idónea para anunciar sobre territorios prohibidos.. La característica evidencia de su filántropa respuesta a aquellos que osaban clamar por ayuda contribución, solía ser el fruto de su alma que se exteriorizaba por medio de las cosechas de cada estación, con la aparición del verano los prados pronunciaban anticipadamente sus últimos vocablos ya que luego, se tornaría un cambio abismal entre la vida y la muerte & así, sucesivamente.
La Diosa de la Agricultura, postraba su mano sobre el vetusto & propicio símbolo de ganancia, mientras que, de esta sobresalían apenas perceptibles un milenio de diminutas centellas que refulgían las espaldas de las hormigas que recorrían forzosamente la tosca madera, para justo antes de tener contacto con el césped, incorporarse con las partículas etéreas que forman el aire..
Poco a poco se hacían espectadores los pequeños botones que hacían compañía a las circunferentes hojas cubiertas de sereno; aquella insignia de irradiación & pacto para la diosa, estaba a punto de emerger, tal como consecutivamente, destilaba los cálidos rayos que rozaban la tierra proporcionando vitaminas a los seres vivos.
La deidad seguido a su autocompromiso, plasmaba su mirar sobre el tul de nubes mas, sin eximir su mano & asimismo anexaba sus sensaciones aledañas a aquella naturaleza pasajera, redundaba pensando en la inclinación de los impertérritos que de la misma manera, habitaban en un mundo calcado a un abismo sin fuga, donde nunca cabría una perdida idea relacionada con la meticulosidad de la idiosincrasia de cada cosmos
Su sombrío y fraccionado vestido se prolonga hasta llegar a escasa distancia de los tobillos, concluyendo con 4 aristas decoradas con efectos dorados, relucía la entrepierna derecha e izquierda, sus brazos y asimismo la parte trasera, mas ambos lados de estas persistían cubiertas; además portaba unos botines altos de tonalidad lechosa & un fajón triple de matiz carmesí como el interior de su vestimenta. Sus cabelleras tan finas como su nívea tez; arribaban poco menos de la cintura & de tonalidades verdosas se tornaban estáticas, pese a que la brisa no husmeaba ni inculcaba sus jugueteos prematuros en el lugar.
Hileras de setos eran la barrera limítrofe idónea para anunciar sobre territorios prohibidos.. La característica evidencia de su filántropa respuesta a aquellos que osaban clamar por ayuda contribución, solía ser el fruto de su alma que se exteriorizaba por medio de las cosechas de cada estación, con la aparición del verano los prados pronunciaban anticipadamente sus últimos vocablos ya que luego, se tornaría un cambio abismal entre la vida y la muerte & así, sucesivamente.
La Diosa de la Agricultura, postraba su mano sobre el vetusto & propicio símbolo de ganancia, mientras que, de esta sobresalían apenas perceptibles un milenio de diminutas centellas que refulgían las espaldas de las hormigas que recorrían forzosamente la tosca madera, para justo antes de tener contacto con el césped, incorporarse con las partículas etéreas que forman el aire..
Poco a poco se hacían espectadores los pequeños botones que hacían compañía a las circunferentes hojas cubiertas de sereno; aquella insignia de irradiación & pacto para la diosa, estaba a punto de emerger, tal como consecutivamente, destilaba los cálidos rayos que rozaban la tierra proporcionando vitaminas a los seres vivos.
La deidad seguido a su autocompromiso, plasmaba su mirar sobre el tul de nubes mas, sin eximir su mano & asimismo anexaba sus sensaciones aledañas a aquella naturaleza pasajera, redundaba pensando en la inclinación de los impertérritos que de la misma manera, habitaban en un mundo calcado a un abismo sin fuga, donde nunca cabría una perdida idea relacionada con la meticulosidad de la idiosincrasia de cada cosmos