Retrocedió un poco para extender ambas manos con puño cerrado las cuales abrió con sutileza, de sus palmas parecia brotar lumbre inestable.
Esto para él necesitaba mucha concentración por que solía descontrolarce con facilidad.

Concentró el poder hasta formar una esfera de fuego la cuál comenzó a ahacer acrobacias de malabares con ella con esperanza de que fuera visto.

—¡ESPERA!—

Clamó para tratar de evitar que la sirena se zambullera pero fue un poco tardío, el pelirrojo se quedó de brazos cruzados tratando de idear una manera para captar nuevamente la atención de la hembra, su instinto de reptil lo hizo percartarse que aún estaba muy cerca, podía olerlo.

—……—

Después de meditarlo unos minutos se le prendió una fabulosa idea ya que ella vivía en el mar decidió hacer un breve espectáculo con fuego.

[...]
Aún cuando ya estaban fuera de peligro y a una distancia considerablemente lejana y profunda para el humano decidió quedarse a observar los movimientos del contrario por debajo del agua, Sebastián estaba notoriamente molesto por ser descubiertos, con sus tenazas sujetó a la sirena por la cola e intentó jalarla fallidamente para hacerla reaccionar y volver a casa.

—Ariel, si tu padre se entera de lo que pasó, estaremos todos en problemas.

Ariel, la hija más pequeña del Rey Tritón acostumbraba subir a la superficie y admirar de lejos a los humanos, sus ropas, sus costumbres, sus objetos, todo su mundo le parecía fascinante y a lo único que podía aspirar era a recolectar "tesoros" de barcos hundidos, que en realidad eran objetos comunes que ellos usaban y los coleccionaba en una cueva secreta lejos del palacio.

En una de esas ocasiones mientras espiaba detrás de una roca sus amigos; Flounder (un pez amarillo) y Sebastián (un cangrejo) hacían guardia desde el agua, el contrario había sido tan sigiloso que no se percataron de la presencia de alguien más, mientras que Scuttle una gaviota que la vigilaba desde el cielo se percató de aquello y comenzó a graznar para ponerlos en alerta, el primero en percatarse de la señal fue Sebastián que comenzó a subir por la roca para avisarle y sin llamar mucho la atención Ariel empezó a bajar de su escondite y de un salto se lanzó al agua para irse adentrando poco a poco al mar.

En un paseó a la costa del mar notó la turbulencia del mar lo cuál lo hizo plantear si darse un gran chapuzón en su día de descanso.

— ¡AH!—

Disfruto de la brisa y el sol pero fue interrumpida cuando a unos metros había una presencia de una mujer igual de pelirroja que él, no le tomó importancia hasta que notó su gran cola de sirena, esto a Grian lo exalto por que es bien conocido que la carne de ellas da juventud eterna o eso decían.

Con discreción trató de acercarse sin que se percate de su presencia acechante.

—…—