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—Haruka, por favor, te suplico, escucha mi llamado. —Sollozó detrás de la puerta. La palma en su pecho calmando su desgarrado corazón. —Somos guerreras guardianas, amigas... ¿Por qué me tratas de esa forma? Por favor, dímelo.
 
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UsagiTsukino · 18-21, F
(4)

En aquel momento alcanzó a percibir el destello que emitía su broche de transformación, su mano había permanecido cerca de su pecho, masajeando el lugar vacío donde antes su poder emanaba con gran fuerza. Sin embargo, ese brillo volvió a desaparecer junto con sus ilusiones por arreglar este embrollo innecesario.

"𝐇𝐚𝐫𝐮𝐤𝐚...".
"𝐕𝐞𝐭𝐞. 𝐍𝐨 𝐭𝐞 𝐞𝐧𝐭𝐫𝐨𝐦𝐞𝐭𝐚𝐬 𝐦𝐚́𝐬 (...) 𝐏𝐨𝐫 𝐟𝐚𝐯𝐨𝐫."

Y se fue. ¿Qué más podía hacer?
La brutalidad de su imponente voz marchitó su insistencia.

Nuevamente su cobardía salió a relucir y, ahora, escondía toda su desesperanza en la soledad de su habitación, rezando a algún dios auxilie su situación labrando un nuevo camino donde todos puedan avanzar juntos hacia el futuro. Sin embargo, por ahora, el sueño abruma su cabeza la cual descansa entre el regazo de su peluche de conejo. Después del dolor por llorar tanto se abre paso al mundo de los sueños anhelando un mejor final de su aterradora realidad.
UsagiTsukino · 18-21, F
(3)

No, esa era una de las tantas raíces de su angustia. Lo que más le dolía era la renuencia de su mirada de chocar con la suya; la imagen de su espalda perpetuaba como un muro entre ambos mundos, distinguía la diferencia de ideales al igual que los asuntos emocionales. ¿Cómo podía actuar tan fría con tanta facilidad, toda su amabilidad anterior fue fingida? ¿Realmente jugaba con los corazones de las chicas de esta manera? ¿O es que ella imaginó que logró llegar a su corazón con sus pláticas y juegos totalmente infantiles?

Al parecer, la puerta que jamás respondió a sus llamados fue la realidad de su relación. Meras conocidas de calle, guardianas “compañeras” por compromiso. Retrasó el mortificante gemido de tristeza que su garganta permitía aumentar entre más el ambiente se tornaba tenso. “¿Por qué no podemos pelear juntas?”, suplicó tantas veces apoyando su cabeza en la madera; todos esos lamentos cayeron en oídos sordos.
UsagiTsukino · 18-21, F
(2)

Aplastó su rostro en la almohada nuevamente para ahogar los gimoteos al recordar la frialdad de sus palabras. ¿En serio es la misma persona que conoció hace apenas unas semanas? Nunca imaginó que el hecho de adivinar la identidad secreta de la habilidosa guerrera de los cielos y el viento conllevaría una cortante distancia. El cambio repentino de actitud la desconcertó a tal punto que estaba fuera de sus manos el cómo reaccionar a las palabras ajenas, caminaba de puntitas al hablar.

La carencia de una respuesta concreta la mantenía en una cuerda floja llena de dudas. Sabía que tenían las mejores intenciones para cada ser vivo de este universo, entendía que su misión con relación a ella era más que formal y serio; sin embargo, ¿por qué de esta manera? ¿por qué le impedía pelear a su lado? ¿era demasiado pedir que le explicara que sucedía?
UsagiTsukino · 18-21, F
(1)

"𝐏𝐞𝐧𝐬𝐞́ 𝐪𝐮𝐞 𝐝𝐢𝐣𝐢𝐬𝐭𝐞 𝐪𝐮𝐞 𝐞́𝐫𝐚𝐦𝐨𝐬 𝐚𝐦𝐢𝐠𝐚𝐬".
"𝐌𝐞𝐧𝐭𝐢́".

El resto del día dedicó a repetir cada que podía la misma escena que provocaba su falta de aire. Las silenciosas lágrimas restantes en la almohada de conejito que apretaba a su cuerpo contradecían a las sonrisas de esta mañana.

¿Por qué? ¿Por qué era tan difícil aceptar su ayuda? ¿Es de verdad fundamental sacrificar vidas inocentes por todo el planeta? Insistían tanto en hacer todo por su cuenta que olvidaban que también tenían aliados dispuestos a buscar opciones alternas. Pero, sobre todo, lo que acongojaba a su corazón era la ausencia del “joven” estudiante de la academia Mugen.

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