—(...) —Dirigió su atención a Seiya en una especie de trance que oscilaba entre la seriedad y estupefacción por lo que acababa de decir.
Entre más los segundos pasaban el grito de frustración crecía en su pecho, solo para que al final, se asfixiara en su garganta. No tenía caso pelear por algo perdido. —Si tu lo dices. —Agitó su mano concediéndole la razón en el asunto. Al fin y al cabo, la más madura de las dos, es Seiya.
—¡Que pastel ni que nada! Simplemente lo dijo para librarse de mí. —Declaró muy molesta. Tenía que conformarse con eso o la pelea iría para largo, además, se suponía que sus deberes tenían que estar listos antes de la siesta. —A veces siento que su propósito en la vida es ponerme una piedra en el zapato.
Solo las observaba, en este tipo de situaciones prefería no interferir, al final de cuentas sabia que eran muy buenas amigas. Se despide de Rei y observa a Usagi. -Al menos comerás pastel 😅
—¡Uy! —Tiene que tragarse su orgullo. El pastel es la mejor ofrenda de paz y, ya se ha comprobado que cede ante la tentación; Seiya es la prueba de ello. —... Bien. —Ya le da igual. ¡Es el pastel de Lita! —... Más vale que sea una buena rebanada. —Murmura a regañadientes.
Nomás la hizo enojar para nada. Hmph, ya sabía que no le podía ganar en una discusión. —Sí, sí, ya vete. Andale. —Ni crea que con el besito le perdona.
—¿Pero que... tonterías estás diciendo?— ¿Acaso la está tratando de estúpida? Claramente ya es una chica grande, no necesita que esté encima de ella. —Rei, ¿por qué no mejor vas a checar si la marrana ya puso?
