Oh~... —Sonrió con total malicia y antes de otra cosa, buscó un espacio en su cuello para frotar su barbilla en ella, usando su barba para producirle cosquillas.— Siempre me han gustado más los villanos, así que... Le voy a agarrar el gusto a eso.

La canasta cayó al suelo o más bien, ella dejó que caiga para abrigarse en el calor de ese abrazo porque algo ligera de ropa está; para no perder la costumbre. Correspondió a ese beso con todo el amor del mundo y luego, sonrió picara. — Veamos.. ¿Recuerdas el cuento de la Caperucita roja? Bueno, tú eres el lobo. ~

—Todavía jugaba con la bellota entre sus dedos cuando ella lo besó, pero igual que un imán, se abrazó a ella e incluso buscó darle otro beso, cariñoso y más pausado.— Si esto acaba de ser por una bellota... ¿Qué premio tendré por una avellana? —Alzó las cejas, juguetón.—

Escuchar eso hizo que se sonrojara muy tenue, jamás pensó que esto iba a sentirse tan bien. Observaba cada momento y en cuanto vio esa bellota quiso darle un premio así que sin mucho cuidado tomó de la remera superior de Xion jalandolo hacia ella para darle un dulce beso en los labios. — Por esa bellota.

—Sonó tan adorable que casi suspiró.— Realmente tú eres un pedazo de cielo. —No importaba el lugar, aunque ciertamente el campo le traía mucha paz, donde ella estuviera, él podría sentirse tranquilo y en calma.— ¡Jajaja! ¿Quieres una pista? —Pero antes de seguir el juego, encontró por fin una bellota.— Bueno... Esto no era lo que esperaba, pero al menos hay un poco de vida por aquí.

Volteó para verlo y se acercó sin decir nada depositando un tierno beso en su mentón sin chocar con él. — Puedes venir aquí para tenerla, sabes que este pedazo de mi cielo te lo comparto. — Se ríe en voz baja mientras mira hacia otra parte haciéndose la desentendida. — No sé de quién hablas. ~

Es raro que yo tenga paz en mi vida. —Admitió un poco cabizbajo, aunque la sonrisa de su novia lo hizo sentir mejor, agachándose para buscar en el pasto, quitando hojas.— No sé a quién, tal vez a la chica que es adicta a las galletas~

— Adoro el campo y esa tranquilidad. Me encanta su aroma. ¿A ti no, cuernitos? — Volteó el cuerpo a medias para verlo fijamente sonriendo suavemente .— Sneg de come hasta lo que no debe, no sé a quien salió tan glotón. — Se hace la aludida cuando ella come cualquier cosa a toda hora.

Me gusta conocerte más, no sabía que te gustara tanto el campo. —Debió suponerlo con su reencuentro, aunque se estaba llevando una grata sorpresa.— Sneg o Mantequilla nos hubieran ayudado... Eso o se comían todo.

— Parece que no pero debe haber moras o avellanas por aquí. — busca con la mirada casa rama y también por el suelo porque a veces caen por su mismo peso. — Si encontramos a avellanas podemos tostarlas.