Unknowne

Los tiempos eran imperfectos, las brizas se arremolinaban con furor ante los avistamientos de tormenta. La nubes se acercaban con velocidad, amontonándose una tras otra para ocultar el sol. El cielo no tardó en teñirse de ese tono opaco, ese grisáceo color que predominó con firmeza.

La mirada del guerrero se levantó para apreciar los cambios atmosféricos, evidenciando una resignación en su semblante. Tenía que refugiarse de la tormenta, encontrar un pequeño lugar que sirviera como una base momentánea, pero desconocía sus alrededores. Por suerte, existía una colosal montaña cerca del bosque donde yacía. Nevan pensó rápidamente que, a faldas de la estructura natural, quizá existiría una cueva.

Bastó con caminar unos minutos para dar con ese refugio improvisado, pero un aroma a bestia brotaba del lugar. Lobos, osos y demás criaturas podrían haber tomado esa cueva como su hogar. Tenía que limpiar la zona y volverlo habitable para él, pero tan pronto se adentró; una presencia lo acechó. Sintió la mirada pesada de un ser, alguien lo estaba observando desde las sombras.

— ¿Me entrometí en una casa ajena? —

Inquirió en un tono apacible, completamente suave y sin demostrar hostilidad, pero tan solo era un engaño. No podía confiar en algo que se ocultaba tan bien en la sombras, pero su falta de armas podría servir como un cebo para parecer una presa fácil.