Un suave giro del volante era solo el indicio de un comienzo incierto.
— “Estuve tan cerca de ti, sin que lo sepas, recordando tu hermosa voz. Líneas rojas, marcando un camino oscuro, uno sin regreso” — Otro giro con las manos. — “Sé que llegara el día en que deje de quererte, todo será tan rápido. Cuando el anochecer nunca acabe con el cielo de Marte sobre nosotros, solo allí olvidaré” — Un respiro hondo acompañado de un silencio. — “Podemos hacer que esto funcione. Pero preciosa, dolería tanto. Entonces dime por favor, ¿Valgo algo para ti?, ¿Quieres luchar por nosotros?” — Aquel velocímetro ascendía con cada segundo. — “Sabes que no me voy a rendir, porque necesito saber… Si pudiera rebobinar el tiempo perdido, lo haría por nosotros” — Gotas de lluvia comenzaban a golpear la luna. —“«Nosotros tratamos». Es lo que siempre me digo todas estas noches, porque…” — Aquel trueno se sincronizaba con el estruendo “grito de dolor” del motor V6. — “Porque tú aún me importas, desde que me despedí de ti aquella mañana brumosa. Hemos llegado tan lejos, no nos rindamos tan pronto”. —
La oscuridad pronto gobernaba y las gotas comenzaban a caer junto con la temperatura.
— Bajo esta misma lluvia tengo un recuerdo de ti, uno sobre todas las cosas… 𝐋𝐚 𝐩𝐫𝐢𝐦𝐞𝐫𝐚 𝐯𝐞𝐳 𝐪𝐮𝐞 𝐭𝐞 𝐜𝐨𝐧𝐨𝐜𝐢́. —