UltimarePraklaty is using SimilarWorlds.
Join SimilarWorlds today »
Acrática, sarcástica y pérfida.
About Me Notes
About Me
Real Name: Ultimāre Baal'Klavz Prakliaty

Human Name: Alyssia Rogêt[/u]

Also known as: The Dark one

Lineage: Demon - Overlord

Birthplace: Nightfall Depths (Queen)

Date of Birth: 02 / 07

Age: Approximately 18 years old (At the time of death) Human body

+1000 years old (Current age) Demon

Height: 5' 7" (173 cm)

Personality:

La personalidad de Ultimāre Prakliaty no está del todo definida. Una palabra clave para describirla sería "engañosa". En realidad nadie sabe exactamente de qué lado está; aunque se puede deducir que ella solamente merodea el mundo terrenal buscando saciar su mórbida necesidad de jugar con las personas, hasta lograr su propio beneficio.

Ultimāre lleva una máscara de la personalidad frívola y descarada incluso en situaciones en las que evocan la emoción; es en su mayor parte, una mujer narcisista, mofandose de los demás en cada oportunidad posible, sin dejar de ser juguetona; inclusive en el medio de una batalla.

Tenía pasión por los planes complejos y su paciencia era tal, que podía esperar años, décadas incluso, hasta verlos fructificar. Los diversos experimentos en humanos de Ultimāre se llevaron a cabo con la finalidad de servir a dos propósitos, el más destacado de los cuales fue su deseo de aprender todas las técnicas existentes hasta conocerlas, y considerarse a sí misma con el Ser Definitivo.

Ultimāre es una investigadora y personifica el estereotipo del "científica retorcida" dentro de su Lore, mostrándose como una de los más sádicas y crueles demonios de la existencia. Lo ve todo y de todos; no como un ser vivo, sino como un objeto a ser investigado, incluido a ella misma. Tiene poco respeto o consideración por la mayoría de seres.

Ella posee una contrastada aversión/interés por los seres humanos y otro tipo de razas terrenales, en la creencia de ellos como inferiores e impuros y por lo tanto trata de hacer del mundo un hábitat envuelta en oscuridad sólo para complacer sus desvaríos y tropelías; contrario a esto, los valora tanto individual como colectivamente; les ve como algo "curioso" de observar. A menudo comenta la manera de vivir de los seres humanos. En general, encuentra a los humanos como "criaturas difíciles", pero también ha llegado a afirmar que sus luchas y objetivos nobles son "interesantes". También está intrigada por lo insaciables que son cuando "están dispuestos a arrastrar a otros para conseguir lo que quieres, incluso en la muerte". Por ello, Ultimāre es considerada "humanista" en el sentido bizarro y especialmente como su hobbie; puesto que es alguien perdidamente enamorada de la crueldad, salvajismo y todos los peores aspectos de la naturaleza demoníaca con ningún reparo en ser testigo o causar sufrimiento en otros.

Es una experta en biología, psicología, burocracia y filosofía. Sin embargo, poseía incorregibles rasgos de arrogancia, altivez y prepotencia, propias de —Yami no Hime— En japonés con el significado de: Princesa de la oscuridad, pues sus habilidades únicas le llevaban a creer en todo momento que cualquier situación estaba siempre bajo su control, y que podía volver de su parte a cualquiera; la capacidad de manipular a la gente a hacer su voluntad, revelando un carisma poco común y un verdadero don para la narrativa.

Es bastante independiente, con una actitud cínica, un tanto impaciente e irreverente dentro de lo colectivo o lo social, para demostrar en un campo de batalla una naturaleza brutal, impulsiva y sobre todo violenta; fácilmente irascible. Nunca se consideró un demonio a plenitud, debido a su sorprendente y desmesurada ambición de poder personal. Su entrega a este culto fue más bien un medio para alcanzar sus fines personales.

Ultimāre constantemente reúne poder al absorber el odio, la envidia, la ira, la desesperación y grandes cantidades de malicia del centro del mundo; se dice que entre más fuerte es la maldad en el mundo, más fuerte que se hará en potencial.

Ella no utiliza por ningún motivo honorífico alguno mientras habla, algo que puede ser considerado de mala educación en ciertas culturas o modales; sin embargo, dada su condición esto es comprensible.

Suele expresarse mediante eufemismos y sarcasmos. Aparece sólo para charlar cuando surge la necesidad de hacerlo, rara vez menciona alguna palabra simplemente por el bien de ella.

Posee la manía constante de recalcar un pecado cuando lo ve, lo percibe o lo siente.

Es temperamental, antipática y necia, aunque siempre se muestra analítica con sucesos que ocurren a su alrededor, capaz de percibir detalles que usualmente pasan inadvertidos ante cualquier persona, esto se debe gracias a que acostumbra ser centrada a pesar de que se observe tranquila o extemporánea.

Posee un odio paradójico hacia los payasos o sujetos enmascarados. No le busques razón de ser; simplemente los odia.

Posee muchos títulos o seudónimos a su persona, como por ejemplo:

- The dark one
- The Master of Nothingness
- The Mouth at the Darkness
- The Witch-queen of abyss
- Lady blackheart

Es sumamente orgullosa. Odia seguir ordenes y NO seguirá las de nadie, a no ser que sea absolutamente necesario. No le gusta que le traten de "tomar del pelo".

Le gusta leer la literatura distópica y la cosmovisión de Nietzsche, así como tener un conocimiento profundo de la Biblia cristiana. A menudo se le ve leyendo; y aún, citando textos de estas obras en las ocasiones.

Suele enfatizar en su dialecto la letra "C" enunciando la misma con una entonación mas pronunciada de lo regular.


Appereance:

Ultimāre en su encarnación actual, es una maja; aparentemente introvertida y agraciada chica de prominente altura y adolescente aspecto con figura esbelta y muy bien definida, de largos y rectos cabellos purpúreos conservando el grafilado, junto a un sinuoso mechón que se extiende en el costado izquierdo de su semblante. También, otra característica son los ojos a color carmín en su verdadero aspecto; aunque suele camuflarlos con una tonalidad violácea como "naturalidad".

Su piel es significativamente nívea y pálida junto a unos labios poseen un exiguo; pero visible color rosáceo.

Sus atavíos habituales, consisten en diversos atuendos usuales y corrientes con algunas divisiones; típicos de una mujer joven. Sus ropas suelen ser ajustadas y provocativas, para atraer y encantar a sus presas, aunque muestra una mayor preferencia sobre los vestidos. Esto se debe a su particular gusto como demonio, sabe de antemano lo atractiva que es, perfectamente consciente de este hecho; así, logra integrarse a la comunidad humana, utilizándolo a favor para obtener satisfactoriamente sus fines.

Suele llevar consigo un par de gafas de marco rojo (Los marcos se aprecian únicamente dese la mitad hasta la parte inferior de la lente), a pesar de que no parecen posee problema alguno de visión.

At the past:

[med]Diario éxtimo. [/med]

“¡Abandonad vuestro cristalino hogar,
y con vuestro séquito por el lunado cielo volad,
pero debéis dispersaros como luciérnagas en la noche siciliana,
y que os lleven vuestras alas a otros mundos, con otra luz!
¡Divulgad los secretos de vuestra misión
a los orgullosos orbes titilantes,
y que sean para cada ocasión, barrera y proclama!
¡Qué no se tambaleen las estrellas por la culpa del hombre[i]!"


Nightfall's Scriptures, 67 Vs.

Entre la edad contemporánea; en la inopia de un mundo barroco, 4 de Julio de 1834. Vivía en Amberes una chica joven, alta, bella, y de una humilde cuna asediada por los bajos recursos; sin embargo, sus vivencias le han convertido a corta edad en una niña cuyo carácter era reticente, adusto e introvertido que sólo se complacía; día tras día, con escabullirse de su propia morada en la búsqueda de valerse por sí misma y así subsistir en un escenario donde priman las guerras de bandas, los atracos, asesinatos, robos y secuestros; entre otras cosas mucho más atroces.

Su nombre de pila era Alyssia. Tanto ella como su hermana convivían con la madre, quién velaba por la seguridad de sus hijas a pesar de la soltería como estado civil. Solía llevar más de dos turnos de trabajo para lograr sobrevivir y mantener a su familia estable; aunque fuese escasa la alimentación y las necesidades básicas se habrían de dificultar.

Alyssia solía mendigar, timar y robar, frecuentando con sus típicos harapos como vestimenta en los bazares y en las plazas con el propósito de ayudar a su madre con las arduas obligaciones que cargaba bajo su regazo; de esta forma también, lograr consolidar a su hermana menor: Bastille, con los estudios; cuya formación se ofrecía en la escuela pública del condado.



Aquella villa donde solían vivir tanto ella como su familia, estaba siendo devastada a través de una terrorífica y atroz plaga; que tarde o temprano, terminaría por dejar en escasa aquella población e incluso; llevarla a la misma extinción.

Durante cientos de años, existió una familia burguesa denominada como Rogêt, quienes fueron responsables de un santuario dedicado a un presunto e hipotético Dios que se albergaba en las montañas. William Rogêt; padre de la opulenta familia y actual mensajero de los dioses, se hacía cargo de aquella antigua tradición, aunque las creencias y el dogma de aquella religión, desde su propia percepción; yacían en tela de juicio. Para evitar que este “dios” desatara una maldición sobre la gente de su pueblo, esta deidad exige una ofrenda con las exigencias explicitas de ser "lo más valioso" para William, Se requiere, es decir; un sacrificio humano.

Lord William, es un individuo robusto a causa de su excesiva gula, con una gran barba negra y desaliñada, con atavíos dispendiosos; típicos en su jerarquía, era comúnmente conocido por ser un hombre avaro, envilecido, corrupto y depravado.

Un breve ejemplo de su propia indecencia se puede apreciar en la desidia y negligencia de su ser al regar su propia sangre con meretrices; como también, al embaucar y en algunos casos extorsionar, a mujeres infortunadas con promesas insípidas y triviales que aseguraban una mejor posición social para ellas y sus hijos. Este es el caso de Elizabeth, madre de Alyssia y Bastille. Quién cedió ingenuamente a las falsedades y engaños de William, hasta el punto de dar a luz a las dos hijas bastardas y no responder por manutención alguna a la familia.

En los últimos años, el santuario se perdió entre la maleza y las lianas hasta caer en un mal estado; a causa de la convicción obstruida de William. Obstruida por su poca fe en una creencia banal y sin sentido alguno; pensamiento que había adquirido años atrás y poco después de la muerte de su amada esposa y de su único hijo; el cual había nacido varón. Desde aquel entonces, nunca volvió a ser la misma persona; perdía la razón y el juicio llegando a límites extremos de llevar acabo actos nauseabundos y repugnantes más allá de lo que solía caracterizarse en él.

A los pocos meses, Elizabeth sucumbió ante la plaga en una muerte agónica y sin esperanza alguna.

William buscó sacar provecho de la situación —Con abuso de su poder económico— extorsionando a Alyssia; a pesar de su corta edad, con despojarle tanto a ella como a su hermana menor de todas las escasas pertenencias en vista de que ningún adulto podría hacerse cargo de ellas. Por supuesto, existía una repulsiva forma de evitar que esto pasase. Así, se ocultó un secreto tremebundo y pavoroso. Después de la muerte de su madre; Alyssia, a la edad de los 10 años fue sexualmente vejada y ultrajada por William, su propio padre en diferentes ocasiones logrando salvaguardar a Bastille y así misma. Esto, ocasionó que su carácter se tornase flemático y reservado, como si su alma estuviese vacía y su actitud exánime.

Y así, Alyssia conoció la perversidad en el hombre envuelta bajo un mundo que no protegió la inocencia de su ser; un mundo que le obligó a madurar desde muy temprana edad con tropiezos e injusticias.



“....¿Estoy descompuesta?...."




Días y semanas transcurrieron, y tanto Alyssia como Bastille fueron adoptadas por el repulsivo burgués William Rogêt; no por causa de la misericordia o la clemencia del mismo, si no; como una decisión desesperada en vista a que rumores se comenzaban a extender en los confines de la villa sobre sus vomitivas actividades sexuales con la hija de Elizabeth.

Así, utilizó la adopción como una fachada ante los lugareños, pasando de ser un posible pederasta; a un hombre piadoso y responsable de la sociedad.

En un lúgubre día; casi inhóspito, las hijas del burgués viajaban entre el confort de su opulento transporte, resguardadas por el fino armazón dorado que protegía sus cuerpos.

Y fue, Cuando una desconocida llegó a la aldea en busca de refugio y empleo. Aunque joven en años, su cuerpo estaba encorvado y retorcido, su semblante cabizbajo y su carne demacrada por la enfermedad.

"Posee la marca de plaga sobre usted" —Dijose uno de los exiguos ciudadanos que se hallaban entre las calles; aquel obrero a quien nombraban Vanel— "¡Deja este lugar ahora mismo!"

"He perdido a mi familia... mi casa", —Exclamó la mujer desesperada— "¿Acaso no tienes corazón?"

Sin embargo; cada persona, a su vez, apartaron mirada alguna prescindiendo de su clemencia y humanidad alguna. El altruismo en la sociedad ahora yacía entre las trémulas fauces del pavor y el recelo.

Entre la ligera multitud que acarreó la situación; emergió la joven, ahora damisela misántropa de la casa Rogêt, cuyo nombre era: Alyssia. Ella detuvo aquel automóvil clásico y típico de aquella edad en que se trasladaba; con osadía, miró a la mujer con lástima y conmiseración en las pupilas de sus ojos purpúreos.

"¡Ven! Si necesitas ayuda" —Dijo— "Cuenta conmigo ¡Confía en mi por favor!..." —Alyssia se aproximó a la mujer sin resquemor alguno; se inclinó, e hizo ofrecer una mano amiga. Haciendo caso omiso a las sugerencias pesimistas del caballero que guiaba su transporte.

La depauperada y lívida mujer accedió cayendo de rodillas y tomando entre titubeos; aquella mano que se le fue ofrecida. Alyssia sonrió con afabilidad ocasionando que la mujer comenzara a gimotear y sollozar por tal acto de humanidad que no había conseguido apreciar desde que la plaga se apropió de la tez de su piel; le otorgó oro y le brindó alimentos que yacían entre el cubículo de sus aposentos.

La muchedumbre quedó atónita, pasmados al ver como una distinguida sucesora de una familia prestigiosa podía estrechar la mano de una plebeya sin contraer enfermedad alguna. Era un suceso inconcebible… aquel acto, habría de ser una futura perdición.

Al transcurrir pocos días después, Alyssia y su hermana menor: Bastille; pronto comenzaron percibir susurros, cotilleos y rumores entre la gente del pueblo que los culpables de la llegada de la enfermedad era nada más y nada menos que la familia Rogêt.

En poco tiempo una desoladora muerte llegó a la familia; la madre falleció a causa de circunstancias extrañas. A partir de aquel día, Alyssia notó un cambio radical en el estado de ánimo de su hermana menor, quien estaba empezando a creer en que la maldición era real.

Los habitantes del pueblo eventualmente comenzaron a entrar en estado de pánico; habían perdido la cordura y el miedo se adjudicó en las entrañas de cada persona lugar. Una turba enfurecida y peligrosa se dirigió hasta la entrada de la mansión Rogêt; lo que provocó inminentemente, a William la decisión de tomar a sus hijas una vez que hubiesen regresado de la escuela y marcharse lo más lejos posible de la zona; por desgracia entre la rauda huida del lugar, Bastille se extravió.

En aquel día entero de invierno, oscuro, sombrío, silencioso, en que las nubes se cernían opresoras en los cielos hasta resquebrajarse en una violenta tempestad que cayó a cantaros sobre la villa. Alyssia frenéticamente dirigió una búsqueda personal ignorando las ordenes de su padre al librarse de sus manos finalmente; aferrada a una leontina que colgaba de su cuello.

Continuó, obstinada y agitada hasta llegar irremediablemente al pueblo.

Hombres yacían en los alrededores fijando su atención en Alyssia; con mirada homicida, tan frívola como si no hubiese alma alguna en ellos; solo seres con perversidad y vileza. Pero solo aguardaban allí en sus posiciones, sin inmutarse por la llegada de la hija mayor en la familia Rogêt; sin inmutarse de la lluvia tan siquiera. Allí, Alyssia observó un pequeño cúmulo de personas que parecían prestar atención a algo o a alguien.

Avanzó estremeciéndose con cada paso, con cautela, temor y precaución mientras se afirmaba a su amuleto con el miedo apoderándose de su tez, hasta que horrorizada, descubrió que su hermana Bastille estaba jugando el papel de mensajera de Dios; aquel papel que correspondía a su padre....

"¡¿Q-QUE ESTÁS HACIENDO BASTILLE?! —Exclamó con todo el vigor al apreciar aquella escena tan terrorífica.—

¡TENEMOS QUE SALIR DE AQUÍ AHORA!"
—Su corazón se aceleró y el silencio se apoderó del lugar a tal grado que solo pudo atender a los horribles y pesados latidos en su pecho.

Y en ese momento, Bastille se alzó furiosamente de puntillas y aulló sus sílabas como si en aquel esfuerzo exhalase su alma; su mirada permanecía cabizbajo oculto tras el fleco de su majo cabello—

“Hermana, lo siento… pero tú… tienes que ser el sacrificio” —Alzó su mirada, tan flemática y tan perdida que Alyssia sintió como si su alma se quebrase cuan cristal.

Petrificada yacía; su cuerpo no respondía y antes de que pudiera reaccionar y escapar, un grupo de hombres la aprisionaron y la arrojaron sobre el suelo; la despojaron cruelmente de su collar arrojándole al azar entre la calle; sujetaron y extendieron las extremidades de Alyssia inmovilizándola a totalidad.

El obrero Vanel, reía esquizofrénicamente mientras escuchaba la petición por clemencia y piedad de parte de la princesa; a lo que respondió al asegurar el mango de un afilado machete:

"¡TU PADRE OCASIONÓ ESTO! ¡EL ES EL ÚNICO PECADOR AQUÍ! ¡TU….! Tu…. ¡MORIRÁS POR NOSOTROS!" —Tomó impulso y como acto de brutalidad cercenó el antebrazo de Alyssia con un solo corte. Conmocionada e impactada; sin proferir palabra o quejido alguno, ella solo pudo ver como una parte de su cuerpo se desprendía; y como si no fuese suficiente, continuó con el otro antebrazo antes de que pudiese recobrar la cordura.

Aquel macabro y cruel acto continuó durante pequeños instantes que se hicieron horas, cortó sus piernas a la altura de la rótula de sus rodillas; aquel arma necesitó más de dos tajos para poder lograr su cometido, el filo se incrustaba entre sus huesos y crujía al liberarse para volver a cortar.

Ella, continuó inmóvil... pasmada como si estuviese muerta en vida, la sangre comenzó a fluir excesivamente hasta diluirse en entre los cenagales que dejaba la tempestad. Los latidos de su corazón cada vez eran más estruendosos; pero lentos, al igual que su respiración. Sus ojos, tan vitalicios e impetuosos como solían ser, solo habrían de tornarse oscuros; como si no existiese pupila alguna dentro de ellos... Como si el alma misma se hubiese esfumado de sus entrañas.

De sus fauces, vástagos de sangre se mecían al recorrer su mentón hasta su clavícula.

Mátenme, por favor... Mátenme.... —Sollozaba en silencio, con ápices de lágrimas que se deslizaban en sus pómulos como lamento. Sus defensas se desvanecieron, podía sentir cada gota de lluvia como dagas que atravesaban hasta sus entrañas.

Sentía las piedras que le arrojaban con aversión, al igual que patadas o diferentes golpes en masa que le propinaban; nadie podría creer como una persona podía soportar tal tormento y continuar en agonía.

Ante tal atrocidad y salvajismo, festejaron y celebraron victoriosos ante el sufrimiento de Alyssia con la fiel creencia de que finalmente la maldición habría de llegar a su fin.

Tomaron el agonizante cuerpo mutilado, aún con vida y lo arrojaron a una fosa común, como si desecharan un desperdicio cualquier. Arrojaron sus extremidades previamente cercenadas, objetos como maderas, piedras y tierra húmeda hasta enterrarla completamente.

Así, Alyssia muere con la traición y la agonía en su corazón tanto como en cada nimia parte de su cuerpo.



Una tétrica mano famélica agarró aquel amuleto que se encontraba sobre el suelo; el cual Alyssia solía portar como collar. Desapercibida entre sombras y lloviznas, se movilizó cuan espectro hasta llegar a la zona donde la princesa sufrió su trágico destino. Entre una voz gutural y mefistofélica clamó en un idioma desconocido: El Enoquiano:

Tú... Eres la elegida —Aquella mano y aquella voz pertenecían a la mujer enferma quién antes había sido testigo de la amabilidad de Alyssia. Despojó de su cuerpo las arcaicas túnicas de la peste, de sombras lúgubres yacía su indumentaria, y toda su demacrada persona mostraba las señales evidentes de una enconada lucha. Durante un momento permaneció trémula y vacilante sobre el umbral; luego, con un grito apagado y quejumbroso, arrojó aquella leontina con aplomo hacia adelante a cercanía del cadáver de Alyssia, y en su violenta y ahora definitiva agonía desenterró su demacrado, pálido y macilento cuerpo sin vida y la arrastró por los suelos.

Los despojos de la princesa comenzaron a convulsionar; las hebras de su cabello crecieron, se tornaron renegridas como la noche y su lacio se habría trastocado, un manto oscuro comenzó a emanar desde su fisionomía hasta cubrirle a totalidad. Su nívea tez y su cuerpo habían perdido su lógica hasta tornarse una oscura figura similar a una silueta amorfa; tal como si su complexión se estuviese incinerando en una vasta lumbre negra y grisácea. Los ojos difuntos y exánimes habían reflejado una mirada siniestra y espeluznante; aterrador para los ojos de cualquier mortal.


Alyssia había dejado de existir, renaciendo con un aspecto único; un nuevo cuerpo y un carácter singular.

Su cuerpo inerte comenzó a emerger a los cielos en contra de la incesable lluvia. Y retumbó entonces la tierra desde muy abajo, y con un terrible gemido, hasta agrietarse.

Desde los suelos creció un blanco de escarcha y hielo. De vuelta a la tierra helada se derramaron los esbirros podridos y esqueléticos del Rey del Gehena. Apareció entonces el máximo de los demonios, y con las manos escuálidas y esqueléticas extendidas en su dirección, dio la bienvenida a la princesa en su redil. Díjose él; en el clamor de su usufructo:



[med]«Tú… Has muerto bajo la vileza de la humanidad, bajo la traición familiar… eres como mucho superior a lo que fuiste, poco más que la perfección encarnada, eres como un pintor que se ha quedado ciego, un compositor que se ha quedado sordo, recordarás donde estaba el poder, pero el poder que puedes tocar será inimaginable…
Tú… Eres la personificación de mi Hija No-nacida.
Tú y ella serán una sola esencia; su camino a la existencia.
Tú… Serás conocida como Ultimāre: La perversidad renacida. La princesa oscura
»[/med]




El fuego es rojo como la sangre. Se ven las llamas crecer en el aire mientras Alyssia ahora conocida como Ultimāre saborea la tristeza y el sufrimiento de las personas cuya piel ha comenzado a quemarse; Se oye el crepitar, la explosión de las llamas, los alaridos, las suplicas; e incluso lo más bizarro, el hedor a piel abrasada y calcinada.

Aquel pueblo en Amberes, se sumergió en negras llamas que no parecían cesar.

Nadie sobrevivió aquella noche, a excepción de su Padre: William Rogêt, quién había huido prescindiendo de sus propias hijas y su hermana: Bastille Rogêt, quién se desplomó inconsciente tras presenciar la masacre de aquella noche.



Bastille Rogêt: Después de constantes pesadillas desde aquel suceso, en donde su hermana le amenaza y le tortura cada noche. Durante seis meses su estado mental era paranoico y crónico. Mientras se encuentra en su habitación, la chica intenta no quedarse dormida, pero lamentablemente su cansancio es tal que éste empieza a dormirse. Ultimāre aprovecha la ocasión y hace que su propia cama literalmente la engulla, para después escupir una lluvia de sangre parte por parte como si lo hubieran pasado por un triturador.

William Rogêt: Lo cierto es que William no estaba muerto, pero fue encontrado "aparentemente atado" (Debido a que físicamente no lo estaba, ¿Pero espiritualmente y mentalmente? Who knows) un año, sin comer, con la dosis necesaria para mantenerse vivo; su cerebro ya estaba hecho puré, inclusive se descubrió que yació eunuco. Los policías esperaron que dijese una palabra, sin ser posible ya que se había comido su propia lengua a causa del hambre. Un destello de luz ingresó a la habitación por un simple descuido de los oficiales y murió de un shock.

Una antigua cámara de vídeo fue encontrada oculta en su habitación, junto a incontables grabaciones etiquetadas por días, revelando como en las 24 horas parecía ser aterrorizado, agraviado y torturado por alguna entidad del más allá; incluso cuando tenía la oportunidad de dormir después de desvelarse noche tras noche profiriendo ruidos de suplicio y tormento.

El caso se convirtió en uno de los más polémicos y atroces desde su salida al público, quizás no en gran parte por la tortura del hombre, quienes algunos deducían conjeturas incrédulas y escépticas; si no, por que la cámara funcionó todo el tiempo sin fuente de energía alguna.



[med]Y este es el inicio de mi historia.

El prólogo de como un demonio vivió bajo el seno del Gehena durante siglos, sin poder nacer o materializarse... y como una humana descompuesta, deshonrada y cruelmente masacrada llegamos a fundir nuestro propio ser para convertirnos finalmente en un solo individuo; una sola entidad.

¿Quieres saber como me siento?
Me siento completa...
Siento que no poseo límites, lindes ni periferia alguna...
Mi deseo es la única ley que conozco...
Mi conocimiento se extiende más allá del plano astral o terrenal.

Permíteme presentarme cordialmente.
Yo soy Ultimāre, tú más bizarra y terrorífica pesadilla.

Y este es mi diario personal. ¿Quieres saber lo que relatan las otras páginas? Atrévete a conocerme.
[/med]