Off: Saludos, bueno, el tipo de rol se vera con el tiempo, pero para darle una variacion a los ya comunes "escenarios de ciudad" le daremos un rumbo distinto, situando el rol en las afueras de una aldea, para cambiar de aires ¿le parece? Dare mi inicio y si lo desea, puede irlo modificando para acoplarse.
-¬- Si bien, aquella villa, el acceso era difícil por sus áreas montañosas, en especial por la ubicación del clan Soldiers respecto a la ciudad principal – 36 grados sur- Y pese a estar bastante cerca de allí, el sujeto que atravesaba en ese momento los ríos y los bosques que separaban aquellas dos villas, parecía moverse con la agilidad de un gato, puesto que no había altura, seta o árbol que no le impidiera su veloz carrera, ni siquiera cuando saltaba con rapidez sobre las afiladas rocas, escalando a en saltos cruzados las montañas mas duras o bajando con relativa facilidad en los despeñaderos, sin que por un momento tuviese dificultad alguna en su trayectoria.
Veloz como el viento, atravesó la llanura llegando a esa parte mejor conocida de la aldea de Exile, deteniéndose justo frente a sus puertas, si bien, había sido llamado por su lideresa que le esperaba en ese punto, también lo hacia para llevar ciertas “informaciones” frescas propias de los Soldiers, incluyendo algún que otro acontecimiento de importancia. El blood soldier, también llamado Kamui Shirou, embozado en si habitual capa de tono carmesí oscuro, con el escudo de su clan en la espalda en gran rasgo y con una altura promedio de 1.75, cubierta la cabeza y oculto el rostro a miradas ajenas que no fuese la de su lideresa, ralentizo el paso, entrando a la villa en total silencio y con toda la tranquilidad propia de un ser humano normal, pese a no serlo.
A media plaza se detuvo, vio el alto edificio principal, con sus ventanales y una que otra oficina a la vista y suspiro. En una de ellas, seguro le encontraría, podría escalarla con gran facilidad, pero no quería asustar a las personas, menos, poner en alerta a los guardias, asi que entro al edificio y fue conducido al sitio llamado, por uno de aquellos tantos vigilantes diurnos.—