U1548574 is using SimilarWorlds.
Join SimilarWorlds today »
Nᴏ ᴛᴏᴅᴏs ʟᴏs ǫᴜᴇ ᴀɴᴅᴀɴ sɪɴ ʀᴜᴍʙᴏ ғɪᴊᴏ sᴇ ᴘɪᴇʀᴅᴇɴ. ♡
About Me
The Whiteboard is a place where people can send Gestures, Attributes, Images, Comments, and much more...
This user is not accepting Whiteboard comments.
SW-User
||Gracias a usted por enviarla, espero lo mismo ♡
SW-User
[ No ha sido nada. En realidad gracias a ti por enviar la solicitud primero; espero podamos llevarnos bien y tener un poco de rol en el momento que gustes u ú. ]
EinarrAsarsson thinks you are Awesome.
Oír tan desanimada a su tía lograba generarle un sentimiento culposo, ya que toda la emoción que había mostrado momentos antes se borró luego de su pregunta; parecía ser dueña de una profunda y tormentosa falta de confianza en sí misma y en aquél momento, el perfil de Diosa que poseía en su mente se desdibujó y comenzó a hacerse una nueva imagen suya: desde la humanidad, una mujer frágil, rota, con un corazón profundo en emoción. Trató de articular sus labios, pero fue interrumpido por ésta una vez más. Ahora sabía los motivos de sus penas... El amor. Insipiente y desventurado amor. En su mente juvenil, desconocía lo que era sentir aquella emoción por otra persona que no fuera su madre, hermana e incluso amistades cercanas como Roone, su maestro y tutor, por lo que no podía entenderla más allá del concepto. Ladeó el rostro hacia su costado diestro y le sonrió, dejando caer la fina tela que cubre sus esmeraldas.

-El planeta esmeralda nos espera, Ukko.- Mencionó reincorporándose y abriendo con fuerza sus orbes.

-Tengo una nave no muy lejos de aquí, nos transportará en un par de días hasta donde se encuentra mi madre, por suerte para ambos tenemos provisiones justas y un par de juegos para entretenernos.- Añadió, levantándose del suelo y a medida que lo iba haciendo, estiraba su diestra como invitación a seguirle.

-Además, me gustaría oír todo lo que tengas para contar, estoy seguro que en todo este tiempo no has pasado solo tristezas, deben haber historias dignas de contar.- Ahora estaba enfocado en acercarse un poco más a su tía, había despertado el interés en él por conocerla y debía aprovechar el tiempo que tendría a su lado.

-Vamos, Ukko--föðursystir (tía), Zemlja nos espera.-
No mostró sorpresa al sentirse abrazado por ella, al contrario, las historias que había escuchado en las que su madre repetía una y otra vez el desmesurado corazón de la elemental lograron soltar de él un profundo suspiro acompañado de una amplia sonrisa. Rodeó su espalda con sus brazos y la aferró fuertemente contra él, respondiendo al abrazo.

-¡Maravilloso!- Mencionó exaltado, al oír la respuesta de su tía. -Estoy seguro que se pondrá muy contenta al verte, además, tenemos un largo recorrido y estaré encantado de oír todas las historias de gloria que has vivido hasta hoy- Aferró ambas muñecas a los antebrazos de ella, mostrando su emoción en cada fragmento de su rostro.
Notó cierta incredulidad en el rostro de la elemental que poco a poco era borrado y matizaba en sus gestos, un deje de incertidumbre total; realmente, desconocía las razones que la llevaban a pensar que su madre, Tawny, podía guardarle resentimiento a ella.

-Mi madre fue bendecida por los Dioses y ahora mismo tiene 3 hijos suyos.- Respondió, tratando de evacuar lo más rápido y preciso las dudas de su ahora recién conocida tía, pero no pudo evitar sentir cierto grado de compasión por su postura totalmente quebrada.

-Ella te extraña con todo su corazón, Ukko.- Acomodó las piernas de forma que, quedaría sentado a pocos centímetros de la mujer, sin despegarle la mirada de encima. -Nos ha contado muchas historias de sus hermanas, y sabemos que la única que le queda actualmente eres tú, no te odia en realidad...- Su mirada reflejaba una profunda paz y sus facciones varoniles le agregaban seguridad a sus palabras. -... Te extraña y deseo reunirlas.- Su corazón siempre le ha pertenecido a su madre, al menos hasta ahora, por ello, desea y lucha con fervor por sus intereses y el más grande para ella actualmente, era tener su familia reunida.
Notó en el comportamiento de la Joven peli-violeta un deje de incomodidad, por lo que se vio obligado a prolongar sus pasos una vez más. - Mi nombre es Einarr. - Agregaba, a medida que la distancia entre ambos iba siendo reducida casi a contados centímetros. Desde esa distancia, la imponente figura de la mujer en frente suyo parecía alzarse más de lo que su estatura se lo permitía y sonrió, para continuar con su presentación.

- Príncipe y Comandante, Svartablóð. -Sus profundos orbes le recordaron a su madre y sintió empatia casi al instante de conocerle.

- He recorrido el Universo entero para encontrarme con usted, por el bien de mi madre, la Reina. - Con cada palabra de su frase, iba dejando levantar su palma diestra hasta encontrarse con su pecho, donde empezó a manipular con un simple movimiento de falanges las corrientes eléctricas del ambiente, formando, a partir de estática, una imagen, de una mujer vestida en seda y oro, esperando que la elemental lograse recordarla.

- He venido para invitarte a Zemlja, si me permite, tía. - Su rostro mostraba una serenidad y tranquilidad absoluta, pensando que tal vez así, lograría transmitir su honestidad a Ukko.
Los impactos pulverizantes de los rayos que caen a diestra y siniestra acompañados de un estruendoso trueno, lejos de erizarle la piel de pavor, lograron hacer que sus esmeraldas se dilataran de fascinación.

En su infancia descubrió en su madre un caudaloso y profundo mar de energía que le fascinaba, era como si él sintiera que la conexión con su madre iba más allá de su sangre, y solo fue con el paso de los años que entendió la razón de su emoción ante su presencia; su abnegación era más que una religión y efectivamente aquél lazo que la unía a ella, era su afinidad e innata conexión con la naturaleza y por consiguiente, sus elementos.

-¡Maravilloso!- Respondió alegórico, irguiendo postura a medida que iba acercándose cada vez más a la fuente de aquel tempestivo cambio y que le había ordenado presentarse, mientras una estela cetrina comenzaba a ondearle la corta melena producto de su energía estallando en su interior.

-No hay duda de que eres tú, Ukko-föðursystir.- Su mirada inquisitiva rosó por unos instantes entre la incertidumbre y la emoción que suele sentir al presenciar a su madre en acción. Un poderoso rayo amenazó con pulverizar su sien, pero cuando estuvo a punto de asestar, fue desviado y en consecuencia impactó contra una monumental roca no muy lejos al horizonte, gracias a su habilidad innata y conexión con la naturaleza, puede ejercer control sobre los elementos como lo era el rayo, haciéndole fácil torcer su recorrido en el momento justo.

-Te busque durante mucho tiempo.-
Sujetó de por una de las tiras su morral y lo soltó de forma que éste casi rosa el suelo, a medida que se iba desplazando mientras, gracias a su bendición con la naturaleza iba poco a poco adaptándose al ambiente del lugar.

-Este lugar parece completamente deshabitado.- Corrió por la árida y agrietada superficie, la cual dejaba escapar ligeros chillidos producto del chasqueo entre sus pesadas botas de cuero rompiendo fragmentos de tierra y piedras.

Sus sentidos iban agudizándose cada vez más a medida que su habilidad pasiva le permitía familiarizarse con el ambiente, de modo que, no muy a lo lejos su percepción ambiental le lanzó cual radar una alerta de la existencia de una entidad no muy a lo lejos, y si contaba con la suficiente suerte, sería la persona que busca.

-Será mejor que seas a quien busco, porque de no serlo, lo pasarás muy mal.- Su tono de voz se tornó ligeramente agresivo y alcanzó a subir el tono con la intención de ser escuchado.
Le tomó un par de semanas llegar a aquél extraño y nuevo mundo, donde le confesó su madre, residía una de sus hermanas y se decidió viajar hasta allí, con el objetivo de entregar un recado de la mismísima reina.

-Bueno, supongo y por lo que madre comenta, las demás son muy meticulosas e incluso tienden a desaparecer.- Recordó entonces a aquella mujer de fogosa cabellera, a la que conoció cuando era muy niño.

-Tal vez será una difícil tarea.- Relajó los hombros y soltó una mochila que cargaba bajo sus hombros, solo para llenar de aquél fresco aire sus pulmones. Estaba decidido a encontrarle, sin importar las consecuencias.