Treia

— Porque yo lo digo.— Impone su ley levantando el rostro por lo alto, frunciendo el entrecejo cuando el rostro femenino dicta que necesita demasiada atención. Suspira profundo y suelta esa mejilla, mirandola por encima del hombro, no le incomoda tenerla cerca pero lo desespera; tanta inocencia.

— ¿Uh?.— Siente el pinchazo y le da un jalón a su mejilla.— No marqués tu territorio.

Rió ligeramente mientras observaba a la criatura terminarse su comida, le pareció un tanto obvio que no le podía entender. La verdad es que en su tierra natal sabía de y hasta había visto casos con gatos donde prácticamente parecía que entendían el lenguaje humano, siempre que fuesen las palabras de su amo, mas con esta felina no existía esa clase de familiridad, la de años entre un gato y su amo.

Por ello continuó brindándole caricias a su frente, mas tras unos breves momentos buscó algo en el cercano cajón de un mueble que estaba a su costado, estiró la mano para sacarlo, era completamente roja y suave; una esfera de estambre que de una tira colgó frente a la vista gatuna, una forma de, de lejos, estimular sus bigotes y largas cejas, las cuales sabía, hacían función de sensores.

Continuaba comiendo sus raciones de pollo, mientras aquella mano subía y bajaba por el lomo ajeno hasta con facilidad rozarle por la frente, sonrió escuchando esos evidentes ronroneos.

— Qué mal, que tu dueño o dueña te haya abandonado así. —

Le observaba bastante curioso al dejar caer otro pedazo del alimento enfrente a ella, de hecho este era el último del platillo, le daba la impresión de que claramente era una felina casera.

— Pero no importa, te puedes quedar aquí, yo te cuidaré cuando pueda. —

Las mujeres y sus dramas

Estaba pensando en lo que tendría que hacer más tarde ese día, a cuales calles pasar y especialmente estudiaba el patrón de pelea de su siguiente oponente, sabía que tenía un fuerte gancho zurdo y cierto punto débil que le iba a sacar provecho cuando siente parte de unas garras clavarse en su pantalón.

— ¿¡Q-qué!? —

Arrugó la frente por lo inesperado de esa escena, justo iba a comer otro pedacito de pollo cuando con la diestra que maneja al palillo, lo dejó de caer en el costado de su regazo para que la felina comiera. Atajaría otro con la herramienta de madera para llevárselo a la boca propia y así comer mientras desliza los dedos zurdos por la frente de aquella criatura mientras le observa comer, apenas termina un bocado, dejaría caer otro con la mano diestra.

— ¿No te le habrás escapado a alguien? Vaya que eres mimada. —

¿Abrazar? ¿A que te refieres?

Su antojo por algo de pollo Kung Pao se vió interrumpido cuando algo pasó alrededor de sus piernas, los palillos de madera que sostenía en la mano diestra se separaron del alimento ante aquella figura felina y con la opuesta izquierda ofreció el dorso de su mano a su frente como un relativo saludo al que los gatos están acostumbrados, tomó un pedacito de pollo con la diestra y lo colocó al suelo debajo de su rostro, ya si decidía comerlo o no, tras el saludo sería más decisión del gato, odiaba darle ordenes a animales tan desobedientes.

— Qué raro...—

Musitó volvienndo a sujetar los palillos con la diestra para llevarse algo del platillo a la boca y masticar tranquilamente mientras observa a aquella criatura de reojo.

— Podría jurar que no habían gatos en esta vecindad. —

" Como es costumbre el caballero no hace esperar a la dama, ansioso de verla y poder abrazarla en cuanto le observa se dirige a ella y le abraza con cariño, con fuerza y cariño sus brazos rodearon la espalda de la dama, Bael beso las mejillas de su princesa al igual que sus labios, mostrando siempre el rubor de sus mejillas "

- Puedo pedir que perdones mi tardanza.., yo te tengo por amor, y no quiero alejarme de ti.., anhelo vivir las pasiones y lujurias que guardes para mi -



" Bael es un hombre quisquilloso, prefiere los lugares alejados del bullicio de la ciudad, aprovechando una herencia de su abuelo Bael encontró el lugar perfecto para pasar la luna de miel al lado de su amada.

En tierras Canadiences, una tierra cercana del lago Obalski, ubicadas sus tierras en el distrito forestal de Québec, su cabaña se ubica en medio del denso bosque de Chibougamau, a unas seis horas aproximadamente del aeropuerto internacional Jean-Lesage de Québec, estricto en muchos aspectos, el varón se había preparado bien con los detalles .

- En cuanto veas el lugar no vas a querer regresar .