— Sigues viéndola como un objeto, no es nada diferente a mi visión por lo menos yo le ofrezco lo que tú le niegas. ¿Cuando me contarás porque no puedo cogermela, mmm? Ella se muere por saborearlo y estoy seguro de que tú querida Diosa estarías satisfecha. — Le soltó abrupto esa mejilla con ambas manos a los lados, piernas semi abiertas y ese porte agresivo dibujado en su rostro si bien solo tentaba su suerte quería conocer los misterios que la envuelven.

Alzo una ceja al escucharlo y una sonrisa irónica se dibujo, sus palabras llamaban su atención es la primera vez que escuchaba a un humano dirigirse así a esos Dioses tan caprichosos con los que siempre tenia que ser mediadora.

—Al menos le veo mayor utilidad que tú.—

— No creo en sus falsos cuentos de Dioses amables y benevolentes. — Arqueo las cejas frunciendo el ceño, rodando los ojos.— Así que ¿Es solo una pieza para ti? Que hipócrita.

—Yo sé que no están acostumbrados a ver humildad en nosotros.— recargo su mejilla contra su palma como si se acurrucarse en su mano — Pero no abuses de eso. Yo la escogí a ella primero que tú.—

— ¿Quiere apostar todo lo contrario? Que curioso, para ser un Dios su ingenuidad le tiene a mis pies.