Había ese limitante en porque no hacerlo y era algo que al parecer la misma Treia desconocía aún. Incluso para el sonaba absurdo esas abstinencia tan reacia que dictaba su Rey y la oposición de esa deudas frenando sus instintos. Curioso, que ese entre guardara con recelo la castidad de la femenina a sabiendas de lo curiosa que está era. Sin embargo... ¿Qué lo frenaba tanto?. La tenía a su merced dispuesta a todo lo que él deseara, era el momento; en lugar apropiado para tomarla y follarla hasta sus límites físicos.

Soltó poco a poco el agarre y se levantó, separándose de aquel momento.— Algún día será, guarda tu virginidad para mi pero mientras... — Se deslizó como serpiente y se acomodó entre las piernas, hundiendo el rostro entre ellas abriendo el compás pasea su lengua entre las prendas inferiores .— Disfrútalo.

Como la chiquilla inexperta que es titubeo, respondería aquello, era obvio que un " si" saldría de su boca pero sintió la garganta seca.

—Te extraño, Issac.— se lo dijo cerrando los ojos, aun ocultando su rostro contra su propio brazo, era fácil por la postura en que la agarraba.—Cada que puedo volver a ti solo pienso en el momento que pueda ser...— mordió su labio para frenarse, no debería decirlo temía que aquello fuera usado en su contra.

Tuerce los labios logrando su cometido, era frágil e indecisa como cualquier joven de su edad pero a escondidas en eso que tanto esconde, una mujer versátil dispuesta a obedecer lo que sea obteniendo experiencia. Elevó las cejas abriendo esas piernas acomodándose entre estas algo le había picado. — Dímelo de frente ¿Me extrañas verdad? Te gusta cómo te trato. — Tomó ambas manos y la amenaza contra la cama aferrando sus muñecas sobre el colchón, hasta su oído se dirige le susurra eso que tanto deseaba escucharlo decir: Me gustas así.

Lograba intimidarla cuando la miraba de esa manera y esa voz, esa voz que siempre la amenazaba. Trago saliva y le miro algo cohibida.

—Mirón...— cubrió una parte de su rostro con su ante brazo sonrojándose aunque no pensaba quedarse así como así.—Y tú tienes unas bonitas pestañas.—

La verdad consideraba que mas que eso.

— Piensa dos veces las cosas antes de retarme.— Agarro sus piernas juntandolas para impedir que se moviera más de la cuenta.

Pero hablamos de Isaac alguien que no desaprovecha un segundo, entre los tirones la camisa robaba tiende a subir y mostrar lo colorada que había quedado la zona del trasero. Lamió sus labios a vista de esa mujer.— No te lo había dicho pero tú trasero es bonito.

—¡HEY ESO QUEMA! — se tira adelante bajando la prenda con ambas manos para cubrirse y protegerse del aire caliente.— Tú juegas demasiado sucio!

Pataleo como berrinche y se giro para darle una pequeña patadita en el codo.

—Me vengaré sí eso deja una marca horrible.— Aun le ardía un poco ese calor.

Se quedo en silencio con unas ganas enormes de quebrarle el cuello como a los pollos, pero solo sonrió. — Uhum...— Por la grosería anterior uso la secadora desde la zona media hasta las puntas de la larga cabellera pero no quedo ahí cuando aprovecha para levantar la camisa que le ha robado y echarle aire caliente en el trasero.— Por mal educada.

—Es que me haces cosquillas. No pareciera que tus dedos saben moverse con gracia y cuidado.—

Trata de contenerse al risa, conociéndolo sabe que puede exasperarlo.

—Señor manos mágicas... más en la parte de abajo. Por favor.— Pidió de manera modosita demostrando sus modales.

— Quédate quieta maldita sea.