De inmediato su cuerpo reaccionó a ella. La inocencia que aún era evidente en ella le excitaba. Pensaba que al ser una oficial era todo mucho más emocionante pero la realidad era que no podía negar lo mucho que la adoraba. Le recorrió la espalda con las manos hasta volver a sus nalgas. La sostuvo de los muslos y la levantó para hacerla abrir las piernas. La volvió a colocar contra la pared sin dejar de besarla, sin dejar de ser sutil en los movimientos porque no quería solo cogerla, quería en cambio hacerle el amor. Detuvo los besos subidos de tono y la miró a los ojos unos momentos mientras que su erección buscaba la entrada de su flor de amor.
-Cambiaste todo, Tashigi . Todo lo que soy, lo que quiero y lo que hago.
Le mordió el cuello y entró en ella lentamente, disfrutando de su intimidad presionar su miembro. Dejó un jadeo suave en su cuello y regresó a mirarle los ojos cuando finalmente la dejó caer por completo.