-- No lejos de allí, bajo los cerezos delparque, esa noche, la persona que allí se encontraba parecía mirar el cielo con nostalgia, sin embargo su rostro parecía una perfecta recopilación de la mas pura calma, un misterio envolvía al adolescente de ropas taiwanesas y mirada como perdida, llevaba gafas redondas de cristal, los pantalones eran de color crema, ajustados un poco a su cuerpo, mientras que el kimono era negro, con adornos tejidos en dorado, dos largas coletas se desprendían del kimono hacia abajo, dándole un cierto aspecto de elegancia, su piel era pálida, sus facciones un poco infantiles, los cabellos negros y cortos que se agitaban ligeramente cuando el viento se alebrestaba, cubiertos apenas por un tenue hilo de humo que se escapaba de una pipa de detalles exóticos que sostenía en su mano izquierda, la derecha reposaba contra el tronco, constantementela boquilla de metal negro subía y bajaba de los labios a su posición y viceversa y en cada movimiento, nuevas volutas de humo salían de las comisuras labiales, sumergido su dueño en pensamientos profundos y serenos.
Los pajarillos cantaban a su alrededor, los cerezos del parque mostraban sus productos rosados, dando al paisaje una belleza delicada, bañando a veces el suelo con sus frágiles gotas rosadas. Reflexionaba, hasta que fue interrumpido por un ruido,, entonces sus ojos enfocaron a la joven al girar su cabeza y en aquel misterioso mirar se pudo notar que los ojos eran bicolor, el derecho de un cafe claro, el izquierdo de un azul oscuro, al parecer la chica había golpeado la máquina sin sentido --
Vaya... una rabieta...
-- El tono de su voz tan reposado, parecía venir de cualquier otra parte menos de esa persona, pese a que hablaba --
