No debo dudar de la firmeza de tu afecto; sin embargo, tal es la inconsistencia del amor real, que siempre despierta sospechas, aunque no sean razonables; siempre reclama nuevas afirmaciones del objeto de su interés, y así sucede, que yo me siento revivir con una nueva convicción cuando tus palabras me dicen que cuento con tu afecto; y al desearlas, me dejo llevar por la duda y con demasiada frecuencia por la desesperación