-Se le escapaba algunas veces esas risillas leves y bajas desde los labios ajenos del chico, compartiendo entre risas con Rebecca. Al final decide aproximarse un poco mas a ella y elevar el brazo derecho para rodearla detrás del cuello de la mujer, aproximándola también un poco mas a el para estar pegaditos del uno al otro. Tras unos minutos pasados, llegaron al restaurante indicado. Desde por fuera se vé muy lujoso tal y como lo dijo Tomoki. Empujaron las puertas lentamente hasta adentrarse en el interior del sitio, con miradas que se fijaban en todos los alrededores del restaurante por lo bonito que era el diseño futurista tipo neon con colores.-
— Observó el comportamiento del joven y solo sonrió levemente mientras avanzaban hacia el lugar que antes había indicado. Desde ese instante al menos había quedado claro la posición que tendría con él, quizá lo tomaría como algún sirviente o un fiel cachorro de entrenamiento; cualquier opción sería entretenida para ella. Le miró de reojo, a un costado notando la insistente cercanía que deseaba tener con ella, no le incomodó ni se lo reclamó, tan solo esperaba ver de qué más era capaz y si solo buscaba aprovecharse de la situación para estar con ella. Por último asintió, gozando internamente entre una risilla de lo bien agradecido que parecía él por su nuevo seudónimo.—
Ya veo. ¿Hay carne humana en el menú? Jajajá.
— Directa, aunque la broma se asomaba entre una tenue risa, la verdad se ocultaba detrás de cada palabra.—
━ 𝐈𝐫𝐞𝐦𝐨𝐬 𝐚 𝐮𝐧 𝐫𝐞𝐬𝐭𝐚𝐮𝐫𝐚𝐧𝐭𝐞 𝐥𝐮𝐣𝐨𝐬𝐨 𝐲 𝐦𝐨𝐝𝐞𝐫𝐧𝐨, 𝐪𝐮𝐞 𝐝𝐞 𝐬𝐞𝐠𝐮𝐫𝐨 𝐪𝐮𝐞 𝐭𝐞 𝐞𝐧𝐜𝐚𝐧𝐭𝐚𝐫𝐚́ 𝐦𝐮𝐜𝐡𝐨 𝐜𝐮𝐚𝐧𝐝𝐨 𝐥𝐥𝐞𝐠𝐮𝐞𝐦𝐨𝐬 𝐲 𝐥𝐨 𝐯𝐞𝐚𝐬 𝐩𝐨𝐫 𝐝𝐞𝐧𝐭𝐫𝐨. 𝐑𝐞𝐜𝐮𝐞𝐫𝐝𝐚 𝐪𝐮𝐞 𝐩𝐮𝐞𝐝𝐞𝐬 𝐩𝐞𝐝𝐢𝐫 𝐭𝐨𝐝𝐨 𝐥𝐨 𝐪𝐮𝐞 𝐭𝐞 𝐚𝐩𝐞𝐭𝐞𝐳𝐜𝐚 𝐞𝐧 𝐛𝐞𝐛𝐢𝐝𝐚 𝐲 𝐜𝐨𝐦𝐢𝐝𝐚. 𝐘 𝐩𝐨𝐫 𝐜𝐢𝐞𝐫𝐭𝐨... 𝐌𝐞 𝐞𝐧𝐜𝐚𝐧𝐭𝐚 𝐞𝐬𝐨 𝐝𝐞 𝐥𝐥𝐚𝐦𝐚𝐫𝐦𝐞 𝐥𝐢𝐧𝐝𝐨 𝐜𝐚𝐜𝐡𝐨𝐫𝐫𝐢𝐭𝐨... ~ -Los ojos del joven Tomoki no despegaban al fijarse tanto en ella, tanto que le agradaba mucho por lo amable que era la mujer Rebecca en acompañarle. Sobre todo le gustó que le llamara lindo cachorro, ya que nadie lo llamaba asi en su vida. No quedaba mucho por llegar al sitio mencionado, pero aun asi aprovechó para acercarse aun mas al lado de Rebecca, sobre todo para que estuvieran mas juntos de lo normal.-
— Becca asintió a las palabras del joven con cierto carisma, lo cual era inusual en ella. Por último solo sonrió de manera más natural, como si le agradara completamente la tonada de cada oración dicha por él. Desde luego, no hizo ver de menos a su compañía, todo lo opuesto, ya que si ha de ser una fuente de sabiduría y experiencia para cachorros más jovenes, estaría más que dispuesta a serlo. —
A veces la edad no influye mucho en comportamientos, todo depende mucho de la esencia de cada uno.
— Acotó en un tono más serio, como si de una enseñanza corta se tratara. Tampoco quería extender demasiado la conversa, dado que estaba curiosa del lugar al que irían.—
━ 𝐑𝐞𝐛𝐞𝐜𝐜𝐚 𝐃𝐨́𝐦𝐢𝐧𝐞. 𝐔𝐧 𝐛𝐨𝐧𝐢𝐭𝐨 𝐧𝐨𝐦𝐛𝐫𝐞 𝐲 𝐞𝐥𝐞𝐠𝐚𝐧𝐭𝐞 𝐪𝐮𝐞 𝐭𝐢𝐞𝐧𝐞𝐬. 𝐌𝐞 𝐠𝐮𝐬𝐭𝐚. -Guardaba el nombre de la mujer en su cabeza tras escucharlo por primera vez, sobre todo le gustó tanto por como lo pronunció por sus propias palabras. Tras escuchar también la edad que tiene Rebecca, solo se impresionó un poco, ya que es algo común en que Tomoki ya ha tenido conversaciones con personas mas mayores de edad. Aun asi, lo que le asombró fué la manera en la que se vé ella de estar bien vestida como toda una reina de verdad. Dicho última pregunta que dijo Rebecca, este le contestó.- ━ 𝐃𝐮𝐝𝐨 𝐪𝐮𝐞 𝐭𝐞 𝐢𝐦𝐩𝐫𝐞𝐬𝐢𝐨𝐧𝐞 𝐛𝐚𝐬𝐭𝐚𝐧𝐭𝐞 𝐜𝐨𝐧 𝐦𝐢𝐬 𝐞𝐬𝐩𝐞𝐜𝐭𝐚𝐭𝐢𝐯𝐚𝐬 𝐚𝐥 𝐯𝐞𝐫 𝐮𝐧 𝐜𝐡𝐚𝐯𝐚𝐥𝐢𝐭𝐨 𝐝𝐞 𝟐𝟒 𝐚𝐧̃𝐨𝐬 𝐜𝐨𝐦𝐨 𝐲𝐨 𝐜𝐨𝐧 𝐮𝐧𝐚 𝐩𝐫𝐞𝐜𝐢𝐨𝐬𝐚 𝐦𝐮𝐣𝐞𝐫 𝐝𝐞 𝟑𝟓 𝐚𝐧̃𝐨𝐬. 𝐀𝐬𝐢 𝐪𝐮𝐞 𝐧𝐨 𝐬𝐞 𝐩𝐫𝐞𝐨𝐜𝐮𝐩𝐞, 𝐲𝐚 𝐡𝐞 𝐭𝐞𝐧𝐢𝐝𝐨 𝐜𝐨𝐧𝐯𝐞𝐫𝐬𝐚𝐜𝐢𝐨𝐧𝐞𝐬 𝐜𝐨𝐧 𝐠𝐞𝐧𝐭𝐞 𝐝𝐞 𝐝𝐢𝐬𝐭𝐢𝐧𝐭𝐚𝐬 𝐞𝐝𝐚𝐝𝐞𝐬.
Descuida, esto es el comienzo recién. Y un gusto joven Tomoki, por mi está bien así.
— Notó desde ese instante que al menos la presencia ante ella, la de ese hombre, era de alguien que manifestaba modales y posiblemente una buena educación, o quizá una buena crianza que lo ha formado así hasta ahora. Ella por su parte asintió amable, escondió su lado hostil para otro momento ya que según la circunstancia no había un motivo tan único para arremeter contra él. Avanzó lentamente hasta la posición del joven, y elevando su diestra alcanzó apenas unos mechones de aquel cabello corto y los peinó o más bien tocó con sus dedos muy sutil. Al final solo sonrió.—
Yo soy Rebecca Dómine, lindo cachorro. Aunque si de edades hablamos, dejemos en claro entonces todo y espero puedas cumplir las expectativas de alguien como yo, una mujer de treinta y cinco años. ¿Te parece correcto?
━ 𝐏𝐨𝐫 𝐜𝐢𝐞𝐫𝐭𝐨, 𝐮𝐧𝐚 𝐟𝐚𝐥𝐭𝐚 𝐝𝐞 𝐫𝐞𝐬𝐩𝐞𝐭𝐨 𝐩𝐨𝐫 𝐦𝐢 𝐩𝐚𝐫𝐭𝐞 𝐚𝐥 𝐧𝐨 𝐩𝐫𝐞𝐬𝐞𝐧𝐭𝐚𝐫𝐦𝐞 𝐝𝐞𝐥𝐚𝐧𝐭𝐞 𝐝𝐞 𝐮𝐧𝐚 𝐝𝐚𝐦𝐚. 𝐌𝐢 𝐧𝐨𝐦𝐛𝐫𝐞 𝐞𝐬 𝐊𝐞𝐯𝐢𝐧𝐓𝐨𝐦𝐨𝐤𝐢 𝐒𝐚𝐤𝐮𝐫𝐚𝐢. 𝐏𝐮𝐞𝐝𝐞𝐬 𝐞𝐥𝐞𝐠𝐢𝐫 𝐞𝐥 𝐧𝐨𝐦𝐛𝐫𝐞 𝐦𝐚𝐬 𝐜𝐨𝐫𝐭𝐨 𝐲 𝐟𝐚́𝐜𝐢𝐥 𝐝𝐞 𝐥𝐥𝐚𝐦𝐚𝐫𝐦𝐞, 𝐚𝐮𝐧𝐪𝐮𝐞 𝐩𝐚𝐫𝐚 𝐦𝐮𝐜𝐡𝐨𝐬 𝐬𝐢𝐞𝐦𝐩𝐫𝐞 𝐦𝐞 𝐥𝐥𝐚𝐦𝐚𝐧 𝐓𝐨𝐦𝐨𝐤𝐢, 𝐩𝐞𝐫𝐨 𝐞𝐬 𝐭𝐮 𝐝𝐞𝐛𝐞𝐫 𝐞𝐥𝐞𝐠𝐢𝐫 𝐞𝐥 𝐪𝐮𝐞 𝐦𝐚𝐬 𝐭𝐞 𝐠𝐮𝐬𝐭𝐞. 𝐓𝐞𝐧𝐠𝐨 𝟐𝟒 𝐚𝐧̃𝐨𝐬. 𝐔𝐧 𝐠𝐮𝐬𝐭𝐨 𝐞𝐧 𝐜𝐨𝐧𝐨𝐜𝐞𝐫𝐥𝐚. -Se acordó de que siempre con buena educación y al estar presente delante de una persona nueva, tiene que presentarse en decir su nombre y la edad que tiene el joven Tomoki, ya que es algo que pocas veces se le olvida o no se le viene a la cabeza. El chavalito mide 1,87 cm de altura, algo que impresiona mas de uno al ser un poco mas alto que la altura de la chica.-
Entiendo, parece que me he topado con algún magnate o un niño rico, el lujo me es indiferente, pero si es lo que ofreces por mi esta bien.
— En sus palabras podría denotarse la ironía y una vaga burla hacia el joven, no obstante no podía juzgarlo tan fríamente sin conocerme absolutamente nada de él, de ahí justamente nació la curiosidad. El verlo como presa fácil u objeto de juego, era el punto llamativo que lo atrajo hacia él. La fémina asintió poco después con una sonrisa de total conformidad, y se afirmó la gabardina sobre sus hombros, al menos ella vestía apropiadamente para ir a un sitio de prestigio.—
-Tan honorable y caballeroso ante sus sabias palabras al ofrecerle todo lo mejor para la dama, sobre todo para que sienta mas cómoda y motivada en ir con el chico al restaurante ya mencionado. Aunque no descarta que las mejillas de la chica, aun sigue un poco colorada a primera vista.-
— Y aún después de escucharlo, su vista fue directo a los ojos del joven, notó la intensidad de éstos y le dió tal vez una clara idea de que no trataba con cualquier ser humano. Halló cierto interés en él, o más bien intriga por aquel origen de su iris carmesí. Finalmente accedió a la propuesta; cuando se trataba de comer no podía rechazar, no tan fácil.—
