(Era una noche tranquila en el extenso, pacifico y armonioso Reino Champiñon...Los habitantes de su capital, la Ciudad Champiñon, se encontraban en sus hogares descansando con sus familiares y algunos trabajaban en aquella hora...A lo lejos del centro de la Ciudad, estaba el castillo de su gobernante, rodeado de un hermoso y verde bosque, jardines y campos de setas y hongos...La princesa del Reino Champiñon acababa de salir de su oficina real y se dirigia a su habitacion: Habia trabajado en todo el dia y necesitaba un descanso...Caminaba por aquel pasillo que quedaba al lado de los jardines....Y dicho pasillo estaba solitario)
*Susurra el muchacho con amabilidad, pero un gran presentimiento tuvo en ese momento y mientras coloca su mano diestra a la altura de la empuñadura del largo sable que esta enfundado a espaldas de él y se coloca en una posición de defensiva/ofensiva.*
- Algo me dice que no estamos solos, Tinker Bell, escóndete.
**¿Coincidencia?, apenas las palabras del niño dejaron de resonar cuando en ese instante son acorralados por una banda de asesinos y malechores. Tres de estos seres se abalanzaron en contra del niño, mientras los demás observan el "espectáculo", sin embargo el muchacho no vaciló ningún movimiento, sino al contrario, éste ataco aquellos con la filosa hoja de su sable con un corte fino y veloz que en un instante había herido con gravedad a sus contrincantes.*