𝓡esonando la voz de su madre como una suave frisa, cálida y llena de tenues olores primaverales. Candy moderaba su respiración junto que sus latidos al unisono se apaciguaban con los de su madre.

[c=#E50073]—[/c] [b]Mi día ha mejorado con tu presencia mami[/b][c=#E50073].—[/c] Esclareció mirando hacia arriba para encontrarse con su reflejo en los ojos de su madre. [c=#E50073]—[/c] [b]Si de verdad[/b] [c=#E50073]¡[/c][b]Gracias Mami[/b][c=#E50073]!—[/c] Le encantaba cuando su madre le reponía su implementos de dibujo como también que la apoyara con lo que deseaba realizar en este caso sus investigaciones.

[center]Rio al ver su iniciativa, así era su pequeña tan llena de vida... Tanto que a veces parecía como si no poseyera el sistema corrupto, estaba bien asi; ya que la hacia destacar aun más al ser tan animada como su padre pero con la cabeza fría para pensar, tiene lo mejor de dos mundos.

[c=#608FBF]Mi muñequita preciosa ¿como estuvo tu día? [/c] Le dio un beso sobre su cabello sintiendo ese dulce aroma a caramelo. [c=#608FBF]Traje unas cosas del trabajo para tus investigaciones y sobre todo tus dibujos.[/c][/center]

𝐓an pronto su madre abrió sus brazos se abalanzó, soltando un gran suspiro de conformidad al estar nuevamente en el lugar más seguro que tenía desde que era una bebé, los brazos de sus progenitores, en este caso los de su madre.

No le gusta estar apartada de ella, ansiaba siempre llegar a casa luego del instituto para estar con ellos o la esperaba mientras comía y veía sus K-drama.

[center]Con solo escuchar la puerta abrirse de igual manera sonrió, su pequeña muñeca era su más grande orgullo como felicidad. Al despojarse de su prenda de vestir extendió sus brazos para que viniera a ella y se acomodará.

Había sido un día tan largo pero valió la pena, trajo nuevos juguetes para su pequeña que sabia le gustarían a mas no poder; pero primero lo primero estar con ella. [/center]

𝐄ntrando a la habitación de sus padres sonrió afectuosa, no dijo la mayor de las cosas, las palabras tienen a sobrar cuando los ventanas del alma están abiertas para el buen entendedor.

Paciente aguardo a que se retirara el suéter yendo directamente a sus brazos en busca de su cobijo.