─ ¿Sera una mala costumbre que ya había adquirido? El subir a los árboles y quedarse entre sus copas e ramas, ya fuera para escuchar el suave murmullo del viento o simplemente por el hecho de que le gustaba imaginar que tocaba el cielo. Fuera la respuesta que fuera; acertada o no, estaba claro que con la compañía de los libros y insectos estaba feliz. ─