—Por favor no más chistes. Se supone la hora de la comida debe ser tranquila y en silencio. Sí sigues hablando hay ingesta de aire y eso afecta tu digestión. Ya se te ha enfriado tu comida, te doy el mío, más comer, platicar luego.— Una de sus orejas se flexionaba tenuemente denotando su estrés.
Picaba algunas de sus verduras y carne para comerlas juntas y dar un bocado; seguido, después de masticar, simplemente suspiró y prosiguió a seguir comiendo para que tampoco su comida se enfriara mientras escuchaba a Cyno enlistar las razones por las que debería alimentarse cuidadosamente. Asintió silenciosamente, bien sabía que tenía razón, pero no había razón para que preocuparse. Alzó la mirada un momento de su siguiente bocado para mirar al moreno y añadir en tono más relajado. —Tienes razón, pero creo que una hogaza de pan no me descompensaría gravemente. No hay de que preocuparse. Pero de acuerdo, cada quien con su comida. ¿Suena bien?— Cedió finalmente mientras partía su pan en dos para morderlo de a poco y no en piezas tan grandes.
