— por supuesto que mis gritos eran agudos... En ese entonces me lánzate al vacío para caer en una montaña!

Trato de arreglar un poco su larga cabellera aunque esos recuerdos inundaron su cabeza, haciendo que se enojará un poco por lo ocurrido en el pasado.

—Es lo que me ayudó a reconocerte. Tú mirada era incauta y tus gritos agudos hace no mucho.

Tal vez para el humano había pasado bastante tiempo desde la última vez que cruzaron palabra, pero para él había sido un pestañear.

El escuchar esa voz... tan familiar... logro que buscará el origen, clavando una mirada insípida en aquel dragón que al parecer se burlaba de ella. Habían pasado tantas cosas que no había podido cuidar su cabello y por eso se veía tan desaliñado.

— Mis prioridades fueron otras, el cabello es lo menos importante. Más... No esperaba que te fijarlas en el cabello de esta humilde humana.

—Creo que se ha puesto áspero con los años. No pensé que tú descuidaras esto tan básico.

Se refería al cabello ajeno, el cual sostenía entre sus dedos. De quien se esperaba un desgaste así era de un animal como él, que ningún tipo de cuidados llevaba en su cabellera, y sin embargo, eso no ocurría.