Seguía intentado levantar el martillo pero era imposible. Y es ahí cuando se levanta del suelo y va directo hacia la mano del rubio. Sus ojos se abren más por la sorpresa, al igual que su boca.

— ¡Increíble! —

Exclamó con cierta emoción.

— Después de que la doncella de spandex pusiera cada gramo de su fuerza para intentar levantar el martillo en vano, él decidió que era suficiente demostración. No quiere que se lastime intentando, le ha sucedido cuando era joven. —

Es un martillo exigente. ¿Verdad?

— Y entonces él lo atrajo de vuelta a su mano potente, apenas con un gesto y el sónido característico del metal URU al moverse, provocando una sonrisa en el Rey de Asgard. —

Me pone a prueba día con día.

Se quedó mirando el martillo por varios segundos. No parecía algo especial, así que sin pensarlo por más tiempo llevó sus manos hacia el mango y con todas sus fuerzas lo intento levantar. — ¡Aggh! —

Acercad, entonces. Ser Digno es algo a lo que todo campeón debe aspirar.

— El Dios del Trueno dejó reposar su martillo legendario sobre el suelo, a la espera de la joven. La prueba que su padre, Odín, impuso para él. Alguien digno debe ser Abnegado, Valiente, Noble y Tener el corazón de un guerrero. —

— Mjolnir, un nombre bastante...Peculiar. — Sostiene su mentón en ademán pensativa. — Me gustaría probar. —

¿Si levanto ese martillo tendré luces en los ojos?

Yo también quiero unos ojos gamer.