— Excelente, Señorita Hopkins, excelente —se limitó a decir con cierta gracia mientras continuaba inquisitoriamente respondiendo y preguntando—. Imagino que pese a ser joven como un flor que apenas si florece, tiene en usted muchas buenas virtudes para una detective.
Theo le observaba con mucho ímpetu, se notaba a leguas la tenacidad por parte de la mujer, propia de un linaje que sostener. Empezó a caminar a su lado, hasta el bar/fonda de Madame.
— En efecto, ese es el labor de un detective. Sencillo, pero para sus resultados —le observó con complicidad propia de dos colegas— se necesita más que lo imposible.
Intuyó, con toda confianza que ella estaba curiosa de saber su motivo aquí.
— Yo también vengo a resolver casos, varios de ellos, de hecho —confesó.
— El gusto es mío, Theo y con gusto le acepto la copa.
Respondiendo de manera amable y educada, al estrechar la mano de su acompañante, contestando que tiene poco menos de 1 año en el cual tuvo que resolver varios casos que estaban abiertos. Algunos fueron paranormales con desastrosos resultados y pérdidas humanas. — Mi labor es como tal, investigar, buscar evidencia y sobretodo hacer lo imposible con tal de cerrar el caso. Mostrando que pese a ser hija de un veterano e importante oficial, ella escribe su propia historia y que mejor aprender de alguien que tiene experiencia.
Señorita Hopkins —Le saludó extendiendo su diestra, decorada con un único dorado anillo—. Mi nombre es Theodore Von Hanh, puede llamarme Theo.
Tenía gran humildad, lejos de verse así mismo como superior o más experimentado, se reflejaba con una calidez tremenda y una amabilidad estoica.
— ¿Hace mucho que trabaja aquí? ¿Que jurisdicción posee? —naturalmente, le asoció tiernamente con preguntas—. ¿Quiere conversar de ello mientras bebemos una copa?
Su emoción, se deja ver al escuchar que al igual que ella tiene una profesión. Dedicada a cosas que para muchos es algo que no tiene explicación, y encontrar a un colega de una profesión de la cual pocos se arriesgan.
— Un gusto caballero, Dove Hopkins.
Mostrando respeto a alguien que a leguas, sabe más que ella, pues es una novata aún..
— Para nada, soy Criminológa, de padre británico - americano. Refutando su posición con una sonrisa a aquél educado señor, que al parecer es de importante estatus familiar. — También soy persona de mundo, resolviendo casos muchas veces...... anormales..... más bien paranormales algunas veces.
Para nada, mademoiselle —se limitó a negar, con educación—. Soy hombre de mundo, pero actualmente vivo en mi querida Bélgica —respondió sin pudor alguno, hasta se atrevió a preguntar— ¿Y usted? ¿Periodista?
—Puedo saber de qué país es oriundo Pregunta con ese afán curioso que le caracteriza a la pequeña Criminológa al escuchar ese acento tan peculiar. — Entiendo, es ¿ Británico ?
