La buena ejecución de Aemond compensó los restos de labial de Janâ . Ella pudo deleitar en ese intercambio de respiraciones calientes el sabor de la zarzamora; él no podía hacerle algo como eso y salirse con suya. Un beso de esa clase bastaba para impulsar los deseos o juegos de Janâ.
━¿Sólo una probada de tus labios? Excelente. ¿Ahora dónde? ━Capturó su cintura por encima del cinturón de la espada para eliminar los centímetros residuales, expandiendo el toque de sus manos hacia su trasero y dar un buen apretón. ━ Puede ser aquí...
Soltó una breve risa. Adoraba todos los matices en su personalidad, desde su altanería hasta cómo se suavizaba entre sus manos al ceder. Cuando ladeó su cabeza para encajar sus labios sobre los de ella deseó con su beso tocar no sólo su piel, si no todas esas cualidades que la volvían tan hermosa; el beso inició con intensidad gracias a esa motivación.
Probó, y entre turnos a cada sección se aferró a su labio inferior. Tiró de él con los propios, estirando hasta que este escapó de su agarre; podía sentir la fresca humedad por fuera de su boca.
Se llevó las manos detrás de su espalda, esa postura era de entrega, pero también de altanería.
━Ah... ya, ¿aquí? ━Abandonó su mirada para bajar hacia los labios, era un placer superior seguir la curva juguetona que hacian, tan besable. Se impulsó de puntitas para alcanzarlo, cazarlo de paso. Uniéndose desató un poco, lo menos para no crear una hoguera, de su amor.
