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cúpula.

Los dedos de la menor repasaban el contorno del blog hasta que eventual mente lo bajo, su sonrisa permanecía; aquel adulto parecía entretenido ante sus ojos la psiquis que presentada al despertar tan airado seguía siendo notorio al notar algunas gotas de sudor bajando por el contorno de su rostro.
𝓢u pensamiento salio a la superficie sin esfuerzo, el lápiz en la mano de la joven parecía haber cobrado vida plasmando aquella pesadilla; completamente concentrada en ello no sintió el flujo extraño en el ambienta hasta que aquel cascabel interno al levantar su mirada del lienzo sonó por causa de la pregunta del hombre, inclino su rostro antes de sonreír. —¿Yo? yo soy yo.— Respondió como usando un trabalenguas. Pero si buscas saber mi nombre es Cotton Candy.—

Tomando entonces con sus manos el blog dejo ver el dibujo elevando esta a hasta sus labios para ocultarlos, sonreía con diversión pues efectivamente era la escena sacada de la mente del mayor.

No pronuncio alguna otra palabra el viento se encargo de jugar con la percepción, trayendo los sonidos de los gorriones al alzar vuelo a sus espaldas, como si el manto de misticismo se hubiera echado encima creando entre ambos una [...]
TheLastCrow · 31-35, M
El sentido del tiempo se restauró, y las palabras ajenas confirmaron su conjetura. No era extraño toparse con gente así en la ciudad, pero por alguna razón le pareció familiar.

—¿Quién eres? —fue agresivo al preguntar, no confiaba ni lo haría tan fácil.
TheLastCrow · 31-35, M
Se dispuso a alejar la mano de la pistola, pero sus sentidos perfeccionados se activaron de inmediato. La Scopaesthesia, la habilidad natural de todos los animales para detectar amenazas cercanas sin necesidad de mirarlos directamente, fue tomada por la hermandad, pulida hasta la perfección, y heredada al azabache como una de las habilidades insignia dentro del extinto equipo Crow.

Así, apenas detectó algo irregular sobre su persona, se activó su capacidad para reducir la percepción propia del tiempo en el entorno, expandiendo los segundos lo suficiente como para que el cerebro genere un mapa mental donde todos los elementos son representados por siluetas vacías pintadas con un trazo blanco vibrante. A los enemigos u objetivos detectados se le asignaba un color según su postura ante él, y la silueta de la niña fue pintada de naranjo, señal de debía estar en alerta.
dirigiera sus cromas hacia el frente, aquella banca... No tardo mucho por los movimientos erráticos del cuerpo dictaminar lo que pasaba —" Nadie puede escapar de sus monstruos internos"— Pensó mientras poco a poco como una serpiente sin quitar los ojos de su presa entraba al subconsciente sonriendo con descaro al ver de que se trataba.

Contó aproximadamente segundos en los que el hombre exaltado abriera sus parpados, prisionero de una psiquis que lo llevaba a ver como amenaza a una pobre mujer que pasaba, creando sin darse la simbología de un transmisor e receptor al compartir aquel susto. —"Pobrecito"— Volvía a dirigir sus pensamientos a las circunstancias, bajando la mirada para ahora al pasar la hoja comenzar a dibujar aquella pesadilla a detalle mientras daba tiempo al hombre a recuperar el aliento.

El último recurso de un corazón débil.—El síndrome de Romeo y Julieta.
Ocupando la banca paralela procedió a extraer de su morral algunos implementos que le permitieran dibujar cómodamente, usaría su regazo como una mesa, colocando sus pies en punta para levantar el mismo e dibujar cómodamente algunos bocetos.
Los últimos días estuvo enviciada con una serie con
temática espacial, creando espacios que termina rellanando con sus ideas, explicaciones, inclusos metáforas donde los hombres de la luna al quedar sin oxígeno eran enterrados de una manera tal que sus manos parecían rezar pero sus cuerpo yacían partidos a la mitad ¿Quien loe enterraba? ¿Que criatura, ser o COSA? era capaz de hacerlo, allí entraba la imaginación de Candy dibujando sin parar lo que ella creía que lo hacia.

Todo pasaba simultáneamente mientras el hombre al otro lado se veía así mismo con la soga al cuello.

El sonido del viento entre las ramas trajo un aire de extrañeza, algo causaba que aquel lápiz dejara de moverse sobre el lienzo, incitando a que [...]
𝓐dultos por aquí y por allá todos tan aburridos ante los ojos de la joven que lo único que le parecía "divertido" era tatarear aquella canción teniendo de acompañante la presencia de los insectos, un oso de peluche como morral, y ella misma. Con eso se sentía mas que bien servida.

Disfrutaba el caminar, pero no el llamar tanto la atención; tomo la iniciativa de buscar un lugar apartado para tomar un momento antes de decidir si era o no el momento propicio para regresar al laboratorio, es mas si lo pensaba meticulosamente aun le sobraba tiempo a su favor para tener un poco de ocio. Fue cuando su mirada se poso en un una banca alejada, dos para ser precisas ambas a los lados del camino, una de esta ya estaba ocupada por un hombre que ocultaba su rostro del implacable sol usando un periódico en la cara, vaya maneta tan curiosa para descansar estando una banca a la cual el sol ni la tocaba, bueno el sol había cambiado tal vez seria por eso. [...]
TheLastCrow · 31-35, M
Crow despertó exaltado. Se había quedado dormido en una banca del parque con una bolsa de papel café sobre el pecho donde guardaba un pan a medio comer. Este salió volando cuando él se paró, y sus instintos pulidos casi le convencen de que debía desenfundar su arma.

Por cosas de la vida, fue justo cuando una mujer pasaba cerca. No pudo evitar mirarla con odio por unos cuantos segundos, pasando a suavizar el gesto y soltar la empuñadura de la pistola silenciada bajo el saco.
TheLastCrow · 31-35, M
Fue cuando volvió la vista al frente que se topó con una mujer joven y de cabello castaño largo. Ella, de perfil, miró al azabache con una sonrisa calmada justo antes de prenderse en fuego de la nada. Crow reaccionó de forma instintiva, extendiendo la derecha hacia ella mientras intentaba correr, pero su cuerpo se sintió pesado; pesado y extremadamente lento.

— Ese afán de culpar a otros — dijo ella sin necesidad de mover la boca. Mantuvo su sonrisa, pero el gesto cambió a uno de preocupación—. El último recurso de un corazón débil.

Crow solo pudo ver como ella se consumía lentamente. Su cabello castaño se mantuvo intacto mientras la piel se iba desgarrado, carbonizando, y desprendiendo en pequeñas cenizas incandescentes elevadas hasta desaparecer por un suave viento. Finalmente el cuerpo desapareció tras las llamas, desmembrándose progresivamente desde la cabeza hasta los muslos.
TheLastCrow · 31-35, M
Crow llegó a la puerta al final del pasillo angosto y pobremente iluminado. Intentó abrirla girando el pomo cromado y frío, pero la cerradura había sido bloqueada y saboteada. Tuvo que taclearla unas cinco veces con el hombro derecho antes de romper las bisagras y cruzar el umbral bajo un destello de luz ambarina que le obligó a cubrirse el rostro con el antebrazo zurdo durante par de segundos.

La luz se disipó, y el bullicio de la ciudad fue reemplazado por el croar de ranas y el trinar de aves nocturnas. Crow bajó el brazo y se sorprendió al darse cuenta de que ahora estaba en alguna clase de escarpe de ripio rodeada por eucaliptos altos. Frenó la carrera con pasos cortos, dando un giro sobre talones para tener una vista en 360° grados del paraje.

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