Fue inevitable notar el olor a muerte que provenía del curioso asiento de su contrario. Atrevido, pero con aires de timidez, caminó lento mientras que rodeaba al cuervo, observando, analizando, pero en ningún momento quiso perder de vista en realidad al cachorro. Era lo único que tenía su atención.
— Tengo un templo en la tierra donde se puede quedar. A mis Xoloitzcuintles les vendría bien compañía, aunque —Pausó tanto sus pasos como sus palabras y se inclinó hasta estar en cuclillas, apoyando los brazos sobre la pierna flexionada del cuervo.— ¿Por qué este tiene tanto pelo y está tan extraño? ¿Qué clase de xoloitzcuintle es éste? <??>
