comida es la que tienes tú? Últimamente he escuchado de cosas... Extrañas, nada se parece a lo que recuerdo.
¦ Había olvidado que tenía esto pendiente uxu tlapopouili, Crowotl <???>×
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— Eso es porque crees que puedes forjar tu propio destino al elegir qué camino seguir y cuál no, sin embargo, ya los dioses han decidido por ti cuál será el desenlace: Morirás. Y vendré por ti. No hay cómo escapar a la muerte, sólo puedes... —Se frotó el mentón con la derecha unos momentos mientras torcía los labios y movía las cejas de forma curiosa.— Puedes elegir morir con estilo o no. Antes todo era decisión de nosotros, lo sigue siendo, pero los mexicas han tomado la decisión forzada de olvidarnos.
Volvió a suspirar, solo que después de escucharlo y analizar las palabras dichas por el humano, ladeó la cabeza con total curiosidad, incluso se podía decir que cierta inconformidad.
— ¿Por qué crees que mis perros son extraños? ¡Son perfectos! Mejores que... Este raro perro de cara chata y ojos saltó es y... ¿Comer? —Inquirió enseguida, tras mirar fijamente al cuervo al haberse apartado y corregir la posición previamente adquirida— Hmm.. Comer me gustaría, ¿qué clase de
─ Nunca me han gustado las historias sobre Dioses ─dijo mientras se inclinaba hacia el frente y apoyaba los codos sobre los muslos.
─ Siento especial rechazo por esas historias donde el destino de las personas o seres divinos está sellado por un poder superior o una especie de finalidad obligada. Soy fiel creyente de que cualquiera es capaz de romper esas paredes y tomar un camino opcional, un camino diseñado por uno mismo
Crow sonrió, suspiró y negó con la cabeza. Sabía que el comentario era tan cliché como su traje formal y su estilo de vida mafioso, pero esa idea fue la que le mantuvo vivo durante las horribles pruebas de la hermandad.
Volvió "en sí" al sentir que el Dios se apoyó en él. Crow le miró y apoyó la derecha sobre el hombro ajeno a fin de dar un improvisado abrazo.
─ Me caes bien, pero sigo pensando que esos perros son extraños. Ya no hay nada que hacer aquí ¿Quieres ir a comer o algo? Muero de hambre, este trabajo quema mucha energía.
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— Ah... —Apenas y algo logró articular después de analizar con detalle la pregunta, misma que le había causado un dolor profundo y punzante que se vio reflejado en el decaer de su ánimo, junto con el apoyar de su cabeza, en específico por la sien derecha, sobre la pierna del cuervo para encontrar soporte.
— No hay de esos. No tengo sacerdotes ni quienes me adoren, soy un dios condenado al olvido. No soy grande como mi gemelo, ni importante como el sol. Pero, podría cuidarlo aún así.
El ánimo intentó subir al llevar sus ojos sobre el cachorro. Ladeó la cabeza, recobrando algo de espíritu y estiró la derecha después de apartarla.
— No. Los únicos perros que podías ver eran xoloitzcuintles; los cree para los hombres, como un regalo para poder cruzar al mundo de los muertos. Ellos no le causarán daño alguno, son leales y astutos, Crowotl. Lo tratarán como un igual... Con pelo, más pequeño y güero. <???>
Su actitud confiada, amable, chistosa y hasta risueña, era su forma de ser cuando charlaba con gente "ajena al conflicto" de las mafias o de la guerra contra la hermandad. No importaba que el escenario estuviese lleno de sangre, él sólo hizo lucir su tan característica sonrisa confiada y asintió. De alguna manera, Crow creía que eso aislaba el entorno hostil en una pequeña burbuja que protegía todo lo demás de ser corrompido; cosas de mafiosos y soldados.
─ Pero eso significa que alguien más lo cuidará, ¿no? Cómo sacerdotes o el nombre que usen los que te siguen.
Crow le dejó ser, era extraño tenerlo tan cerca; su apariencia tan femenina era algo a lo que aún no estaba acostumbrado.
─ Un qué? ─hizo memoria, había escuchado ese nombre antes─. Ah, uno de esos perros que tienes. ¿Nunca habías visto uno de estos? Son razas especialmente diseñados para casas pequeñas. No me gustan, pero no por eso lo puedo dejar a su suerte. Me preocupa que tus mascotas le hagan daño.
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Fue inevitable notar el olor a muerte que provenía del curioso asiento de su contrario. Atrevido, pero con aires de timidez, caminó lento mientras que rodeaba al cuervo, observando, analizando, pero en ningún momento quiso perder de vista en realidad al cachorro. Era lo único que tenía su atención.
— Tengo un templo en la tierra donde se puede quedar. A mis Xoloitzcuintles les vendría bien compañía, aunque —Pausó tanto sus pasos como sus palabras y se inclinó hasta estar en cuclillas, apoyando los brazos sobre la pierna flexionada del cuervo.— ¿Por qué este tiene tanto pelo y está tan extraño? ¿Qué clase de xoloitzcuintle es éste? <??>
Da un pequeño salto al notar la repentina aparición del Dios (?). Estaba seguro que Xotrol nunca le había visto trabajando, así que limpió el cañón e su beretta con un pañuelo y la guardó; ignorando el pequeño detalle de que estaba sentado sobre una pila de muertos (?).
─ ¿Y donde lo vas a dejar? Digo, es un mortal al fin y al cabo (?).
