— El simple hecho de sobrevivir cada día nos hace ser felices.. — Murmuró luego de dar un paso para quedar a su costado. A pesar de que el agarre de la deidad no es fuerte él lo hace por ambos — Aquí nacemos, crecemos y morimos, es un ciclo que hemos aprendido a valorar... cada quien tiene lo que merece ni mas ni menos...—Luego volvió su mirada hacia el rostro de la deidad —Nosotros mismos nos conducimos a la perdición... ¿Por qué acelerar nuestro fin? Los humanos siempre vamos a él, a pesar de querer negarlo, por que ese es el orden natural de las cosas...

Su agarre, por el contrario, fue superficial. Sin ascos o protestas se internó junto con él en un camino reservado por la naturaleza que parecía guiarlos a un poblado rústico, si no es que atávico; así a juicio de la civilización reinante en ese Quinto Sol vigente. — ¿Qué es lo que les hace tan felices? ¿Por qué un Dios debería considerar faltar a su misión por complacerlos? —

− Permitió que lo observara de esa forma, pensó que se negaría, así que su sonrisa fue genuina cuando este le tendió la mano y le invitó a mostrarle. Así que se aferró a sus dedos y comenzó a caminar justo para internarse en la maleza junto con él − Le mostraré cómo es la vida aquí... es dura, pero nos hace felices así..

... -La dureza de su mirada cayó directamente en el joven frente sí. Tras un minuto de silencio analítico, extendió la mano para que fuese tomada por su sacrificio- Guíame.

¿Me permitiría mostrárselo entonces?

Los demás Dioses insisten que el mundo merece consideraciones. Vine a tu plano a buscar esos motivos.

No, al contrario.. no es usual verlo por aquí. Al menos yo.. no lo había visto..

¿Acaso no puedo? Te estás poniendo valiente, ya veo.

Me preguntaba qué hacía por aquí..

¿Qué sucede?