Se mantuvo impasible, estoica, con sus pupilas fijas en la figura de la despreocupada Lupo, la heredera exiliada. —Tampoco tienes nada que perder.— Ambas recibieron un elegante platillo, el mejor corte de carne de la región, aunado a guarniciones cuidadosamente cocinadas y un vino costoso. —La verdadera pregunta es, ¿Qué quieres a cambio de tus habilidades? ¿Venganza, dinero, poder?... O solo diversión. Lappland Saluzzo.— Hablaba mientras cortaba un trozo de carne, que al final llevó a sus labios.

— Una alianza con la hija de los Saluzzo. Suena a un buen plan para alguien quien no tiene mucha inteligencia. — Se recarga en la silla clavando sus dos espadas en el suelo, una a cada lado. — ¿Que puedo ganar a cambio?.