Fuera de toda broma su expresión se enterneció por completo. Miró a Texas con toda la ternura que le era posible e inclinandose un poco más pegó su frente a la de ella dando suaves caricias a su cabello y orejas. —Desde que nos hicimos colegas te dije que cuidaría tu espalda. Que iba a protegerte y eso siempre será así. Soy tu Sankta de la guarda ~ - añadió antes de depositar un beso en su frente. -No tienes que castigarte por ese tipo de cosas. Es lo que quiero hacer, me gusta tenerte sana y salva.

– No es que tema por eso...– Acaricio el cabello pelirrojo suavemente, era bueno tener un pequeño momento de paz. –Más bien lo digo porque siempre te esfuerzas en cuidarme las espaldas, que cargas con casi todas mis penas. Quizás no es justo.

- ¿Por qué lo piensas demasiado?, puedes decírmelo, no es como si vaya por ahí gritando tus sucios secretos por Rhodes. - Mostró una amplia sonrisa, ver a Texas tan seria algunas veces le causaba una profunda preocupación, tenía ese gesto como si algo terriblemente malo hubiese pasado, aunque la mayoría de las veces así tenía la cara. - ¿Que es lo que sucede? -